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Villa Altagracia debe ser atendida

Villa Altagracia, un municipio que históricamente ha sido la puerta de entrada a la capital dominicana, para quienes residimos en el norte del país, atraviesa hoy una situación difícil que no puede seguir siendo ignorada.

En tiempos pasados, su economía era vigorosa, impulsada por el Ingenio Catarey y la industria del papel, pilares que sostenían a gran parte de su población. Hoy, esas fuentes de empleo han desaparecido, y una gran parte de sus habitantes debe desplazarse diariamente hacia el Gran Santo Domingo para ganarse la vida.

Antes, el peaje costaba RD$60.00 en una sola dirección. Actualmente, se paga un total de RD$200.00 por día, ida y vuelta, lo que representa un aumento de más del 235%. Este incremento afecta seriamente el presupuesto familiar de los trabajadores que se trasladan a diario.

A esta realidad se suma el alto nivel de desempleo y la preocupante falta de agua potable, pese a que Villa Altagracia es una de las principales fuentes de abastecimiento de agua para una amplia franja del Gran Santo Domingo. Resulta contradictorio e injusto que, siendo proveedor de este recurso vital, su propia gente sufra por su escasez.

Recientemente, logramos reunir a algunos funcionarios con líderes comunitarios, pero lamentablemente no se obtuvieron las soluciones esperadas. Por eso, es necesario insistir en una salida negociada que dé respuesta a los justos reclamos de la población.

Los ciudadanos tienen pleno derecho a protestar de forma cívica y pacífica, sin caer en acciones que desvirtúen la legitimidad de su lucha.

Seguiremos apoyando y acompañando a nuestro pueblo en su búsqueda de soluciones. Villa Altagracia merece ser escuchada y atendida con urgencia.

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