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Audio: Aprende a escuchar la Palabra de Dios

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasiliniz?

Uno de los evangelios que siempre me han gustado y me han invitado a la reflexión profunda ha sido el de San Luca 10, el cual nos narra que:

“En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”. Palabra del Señor.

Y es que, cuando nos encontramos afanados, preocupados, trabajando más de la cuenta, a veces para alcanzar mejores ingresos o más calidad de vida para la familia, es entonces cuando Dios nos recuerda que en medio de nuestros afanes diarios se nos está olvidando lo más importante, escuchar o leer Su Palabra, orar, hablar con el Señor, detenernos un momento a nutrir el alma, a fortalecernos espiritualmente para no desgastarnos en esta lucha diaria, por la vida, incluso hacer un alto para compartir más con nuestra familia.

A veces cuando alguien me dice: “no he tenido tiempo de oír los mensajes de la semana”, me sorprende, pues, ¿cómo es posible que, mientras vas camino a tu trabajo, no puedas dedicar tres minutos a escuchar el mensaje diario inspirado por el Espíritu Santo?

¿Quién sabe lo que te tiene Dios guardado en ese mensaje?

A veces nos enfermamos por el cumplimiento de nuestras responsabilidades laborales, abusamos del tiempo, nos estresamos, y el estrés lo único que nos genera son enfermedades en el orden emocional, físico y espiritual.

De que vale tanta lucha si estamos dejando pasar los mejores momentos de nuestra vida para conversar con Dios, para escuchar Su Palabra, para jugar con nuestros niños, conversar con nuestros adolescentes, para amar a nuestra pareja, compartir con nuestros amigos, visitar a nuestros padres o abuelos, mañana podría ser muy tarde, pues cualquiera de ellos se nos puede ir, si no es que te toca a ti.

Aprendamos a respetar los tiempos tal como nos exhorta el Padre en Eclesiastés 3, “hay tiempo para todo”, mañana puede ser muy tarde.

Víctor Martínez te lo quiere recordar: “Andas inquieto y preocupado con muchas cosas”, suelta, “solo una es necesaria”, aprende a escoger la mejor parte.

Matilde Farach te exhorta una vez más a dedicar más tiempo a las cosas de Dios, a orar con más frecuencia y apoyarnos en nuestra Comunidad de Amor, para llegar cada día a más corazones.

Hasta la próxima.

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