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Monstruos sueltos: Netanyahu, Espaillat y los intocables del poder

¡Cógelo, Picante! Uno extermina con bombas, el otro con negligencia. Y mientras tanto, la justicia baila al ritmo del poder

 

Buenos días…

El monstruo de Israel, el genocida Benjamín Netanyahu, ya califica para el infame podio de los grandes asesinos de la historia. Algunos citan a Mao Zedong, otros a Josef Stalin o Adolf Hitler. Nosotros decimos, sin temblarnos la voz: Netanyahu no tiene comparación.

No perdona ni a los niños. Su “limpieza étnica” en Gaza es total, brutal, y ejecutada con una frialdad escalofriante. Usa bombas, hambre, sed, enfermedad y bloqueo como armas de exterminio. Y todo, frente a la vista gorda del mundo.

Pero los monstruos no solo están en el Medio Oriente…

La madre del fallecido ex pelotero Octavio Dotel ha demandado al empresario Antonio Espaillat, propietario de la discoteca Jet Set, por la tragedia del caso Almonte, donde más de 235 dominicanos murieron y casi 200 quedaron lesionados. ¿Y qué ha hecho el sistema judicial? Nada. Porque el monstruo goza de impunidad oficial.

El Ministerio Público, bajo el mando del gobierno del PRM y del presidente Luis Abinader, ha sido un cazador feroz… pero solo de los enemigos del gobierno anterior. Los corruptos de hoy andan libres, blindados, y aplaudidos.

¿Y dónde está la furia de la famosa procuradora Yeni Berenice Reynoso? Los ciudadanos esperan que esa misma mano dura caiga sobre los 46 casos de corrupción en la gestión de Milagros Ortiz Bosch, aunque sean «de quinta o sexta categoría». Corrupción es corrupción, por más maquillaje técnico que le quieran poner.

Represión, cinismo y abandono. En otro acto de brutalidad, un joven de 16 años que trabajaba como parqueador en el Malecón, se lanzó al Mar Caribe para escapar de una patrulla policial. Lo perseguían como si fuera terrorista o narcotraficante. ¡Y pensar que en este país los narcos pasean tranquilamente, salvo cuando la DEA o el FBI deciden intervenir!

¿Y el presidente Abinader? Mudo, ciego y sordo. Dicen que “miente todos los días”… pero esas son «mentiras piadosas». ¡Por favor! Déjenlo seguir en su burbuja de fantasía, que el país real ya se le fue de las manos hace rato.

La verdad, aunque duela… Como dijo Miguel de Cervantes: “La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.” Y para los bocinas: “La verdad no está de parte de quien grite más”, escribió Rabindranath Tagore.

Seguimos creyendo que la seguridad ciudadana puede recuperarse, pero no con esta gerencia que dirige la Policía, y tal vez, ni con este gobierno. Pues, el presidente no escucha, no ve, y no parece inmutarse ante los escándalos que a diario sacuden esa institución. La corrupción hiede. Y no es solo retórica.

El general Francisco Osoria de la Cruz, quien aspira a dirigir la Policía, debería callar y atender sus propios cartones. Nos cuentan, que hace unos días, este señor declaró a un amigo que fue difamado, injuriado y hasta maltratado por ¡Cógelo, Picante! Le expresó que nunca había sido objeto de ninguna investigación. ¡Vaya, vaya! ¡Qué payaso! Ahora nosotros somos mentirosos. 

General, perdone, pero su historial en la Policía es negro, y tenemos documentos que prueban sus vínculos con casos turbios. Incluso, fue investigado por sus supuestos vínculos con el narcotráfico y suspendido. Pero —¡qué raro!— su expediente “desapareció” justo cuando dirigía Asuntos Internos. Eso nos dijeron. Nosotros no inventamos General. Inventar es jugar con candela, y si lo hacemos, nos quemamos.

¿Qué pasó aquí? ¿Lo recuerda?

Ahí está el detalle. Por eso la supuesta reforma policial llegó en un forro azul, y con Guzmán Peralta en el cargo, el forro cambió de color: se volvió negro, maloliente y podrido.

¡Si muere Ángel Martínez, el responsable tiene nombre y apellido! El Estado dominicano está jugando con fuego al dejar morir en prisión a un imputado con etiqueta de preso político, por decir la verdad. Señores… Una jueza ya ordenó su traslado urgente a un centro médico. Pero desde los “altares del poder” alguien prohibió el traslado del veterano comunicador. ¿Motivo? Porque Ángel Martínez no es cualquier preso: es un preso político. De eso no hay duda.

Y si muere, como algunos sectores oscuros claramente desean, la culpa caerá entera sobre el Estado dominicano y sobre el gobierno de Luis Abinader.

¿Alguien todavía cree que esto no es político? Que responda esta simple pregunta: ¿Desde cuándo se impone prisión preventiva por una supuesta difamación? Una acción privada.Con Ángel Martínez se ha inaugurado oficialmente la era moderna de la represión contra los que se atreven a decir la verdad. Y que a nadie le tiemble la voz para decirlo: los sectores que él ha denunciado son poderosos. Son los mismos que ha enfrentado Donald Trump y que en México ya han sido declarados terroristas.

Ángel Martínez está pagando con su vida por ejercer la palabra. Y el silencio oficial es complicidad.

Frener Bello tiene razón. Nos sumamos a lo dicho por el abogado y general retirado Frener Bello Arias, cuando dice que «la única forma de descongestionar el tránsito en Santo Domingo es construyendo pasos a desnivel y aplicando con firmeza la Ley 63-17», tal y como él lo hizo siendo director de la AMET/DIGESETT.”

Sentido común y voluntad política. Dos cosas que, al parecer, también están en vía de extinción.

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