Trump va a degüello contra el narco… y en RD la podredumbre sube como la espuma
¡Cógelo, picante! Payaso, tienes una auditoría en la DIGESETT… deja la comedia, que el circo ya está montado y tú eres el figurín principal.

Buenos días…
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mandó al Pentágono a sacar la artillería pesada contra los carteles internacionales de la droga. El hombre, con todos sus defectos, está cumpliendo lo que prometió. Hasta hay ilusos que lo quieren nominar al Nobel de la Paz… aunque antes tendría que apagar el infierno de Gaza y desarmar el avispero ruso–ucraniano.
Mientras tanto, aquí en la República Dominicana, estamos hundidos hasta el cuello en escándalos de corrupción y narcotráfico. ¡Y no es bochinche de esquina! El caso más asqueante el que salpica a la DNCD y al DNI, dos instituciones que se supone sean las guardianas contra la peste de la droga. Eso no es para comunicados tibios, eso es para investigación de verdad y cárcel para todo el que haya hecho su fortuna con dinero maldito.
La corrupción aquí no muere: está vivita, coleando y engordando, aunque el presidente Luis Abinader llegó con la lengua caliente jurando acabar con la impunidad. Promesas bonitas, realidad podrida.
Y por si fuera poco, Gonzalo Castillo sigue siendo el mismo “penco” que Danilo Medina encumbró a punta de propaganda. Mismo prontuario, mismas frases huecas, y la misma ambición de llegar a la presidencia con un expediente criminal a cuestas.
El director de la Policía, Ramón A. Guzmán Peralta, ahora sale pidiendo auditorías como quien pide un cafecito. Señor, si de verdad no le tiene miedo a una, que le pida al presidente reactivar el caso de los 421 millones en la DIGESETT, y que nos explique cómo de una finquita modesta pasó a ser constructor de lujo y señor de grandes obras.
Presidente Abinader: cuando saque a Guzmán Peralta, no nos ponga otro general con el tufo a podrido o el apadrinamiento del narco. Ya está bueno de nombres que todos sabemos y que huelen a expediente cerrado bajo llave.
Y ahora, si levantamos la vista hacia Santiago… el jefe policial de allí tiene un caso en Cotuí, y no es perfume barato. Si viramos el ojo hacia Barahona, ahí tenemos a otro, mencionado en casos turbios y metido en escándalos que más parecen capítulos de una serie de narcos.
Entramos al Palacio de la Policía: a la derecha, un general con el lomo cargado de escándalos de corrupción. Y eso es así… ¿verdad, Cruz Cruz? A la izquierda, otro general que, cuando era Intendente de Armas, hizo maniobras ilegales que la ley no bendice. Y de ñapa, en Santiago lo sacaron volando de una cementera y todavía no tiene el valor de explicarle al país por qué lo botaron en bola de humo.
De frente, nos topamos con Guzmán Peralta… ahí no hacen falta muchas explicaciones, los expedientes hablan solos. Y a la derecha de éste, uno de recursos humanos que, más temprano que tarde, tendrá que salir a dar la cara y explicar de dónde salen ciertas decisiones y ciertos beneficios que huelen a “favor especial”.
La Policía necesita un gerente de verdad, que sepa dónde está parado y que no tenga el rabo lleno de espinas. Hay excelentes candidatos, búsquelo con lupa, Presidente.
La llamada “reforma policial” es puro cuento para el noticiero: la institución sigue hundida en escándalo de narcotráfico, corrupción, ejecuciones extrajudiciales, abuso e inseguridad. Estamos listos para debatir, de frente y sin filtros, con el jefe policial y la ministra de Interior y Policía.
Y para rematar, el PRM le dio cuello a los Circuitos 24 horas y ahora apunta a desbaratar la Jornada Escolar Extendida. Vamos retrocediendo como el cangrejo, pero con discurso de modernidad.
Ah, y la libra de pollo en algunos barrios ya está a 100 pesos. Pero claro… “estamos acabando con la pobreza”. ¡Cógelo, León!



