El apagón del AILA no pudo apagar el escándalo de SENASA ni la masacre de Santiago
¡Cógelo, Picante! Si el Ministerio Público no envía a la cárcel a los autores intelectuales de las ejecuciones de La Barranquita, la sangre inocente caerá sobre Abinader y su gobierno

Buenos días…
Hay quienes ven lo que ¡Cógelo, Picante! no ve… Un seguidor y colaborador nuestro tiene la convicción de que el apagón del Aeropuerto Las Américas pudo haber sido dirigido, con un objetivo claro y preciso: apagar el escándalo de SENASA.
Ojalá que no haya sido así, porque el daño a la imagen del país ha sido duro y contundente.
Dominicanos residentes en Estados Unidos y Europa comentan que “lo único que faltaba” era que un apagón paralizara el principal aeropuerto de la República Dominicana… y se produjo, con fuerza y sin explicación convincente.
El escándalo de SENASA —que el gobierno trató de tapar lanzando todos sus cartuchos— es tan despiadado que ni el apagón del AILA le hizo roncha.
Pero ese apagón tampoco detuvo la indignación de la ciudadanía por la masacre de Santiago. La gente, por las cuatro esquinas, está exigiendo ¡justicia! por las ejecuciones de La Barranquita.
Si la Procuraduría General de la República no cuela su café claro y no llega hasta las últimas consecuencias —caiga quien caiga— la sangre derramada en esa masacre caerá sobre el presidente Luis Abinader y su gobierno.
No es verdad que, aunque Abinader haya dirigido el peor gobierno desde la caída de la tiranía de Trujillo, el jefe de Estado tenga vela en esa matanza. Eso fue una ejecución. Y Abinader no se va a ensuciar las manos de sangre inocente.
Ahora bien, si el Ministerio Público no pone los puntos sobre las íes y no envía a la cárcel a todos los implicados en esa masacre, protegiendo a los autores intelectuales, entonces esos asesinatos caerán sobre el gobierno. Por omisión, Abinader se convertiría en cómplice, tal como ocurrió con los dos militares y el agente de la DNCD vulgarmente asesinados en el 12 de Haina, el 29 de diciembre de 2023.
Presidente, el calor, los apagones, la jodía inseguridad, el caos en el tránsito, los abusos policiales, la escasez de agua, los altos precios de los alquileres, la carestía de los combustibles, los precios de los alimentos, de la comida y de los medicamentos, además de los embustes oficiales, tienen a la gente con la sangre caliente, irritada hasta el cuello. Su gobierno ha sido un fiasco en materia de corrupción e impunidad.
Presidente, nadie cree lo que dicen los organismos internacionales sobre República Dominicana, porque aquí se vive otra realidad. Aquí no hay transparencia, solo publicidad. Por eso su gobierno gasta millones y millones en propaganda para maquillar la realidad.
Con la inseguridad que se vive en el país, con el incremento del narcotráfico y el auge del microtráfico, hoy el alto mando de la Policía debió estar desmantelado. Borrado.
Por cierto, presidente —y este mensaje es extensivo a la ministra de Interior, Faride Raful— ¿cuál es el problema para que no se investiguen las denuncias sobre el supuesto fraude de combustible en la uniformada? ¿A quién o a quiénes están protegiendo? Recuerden: en la DIGESETT se destapó un desfalco de más de 155 millones de pesos en combustible. Y nos cuentan que quienes manejaron los combustibles en la DIGESETT son los mismos que hoy bregan con el combustible en la Policía. Eso huele mal. ¡Investiguen, carajo, lo que está ocurriendo allí!
Yeni Berenice, ¿es cierto que en la matanza de La Barranquita hubo un tumbe de droga, armas y dinero en efectivo? Nos dicen que eso lo saben hasta los chinos de Bonao.
Y para colmo, el CEA o Bienes Nacionales no puede —bajo ningún concepto— entregar títulos a invasores. Quien invade un solar ajeno debe ir preso por delincuente. Hay decenas de personas que compraron terrenos al CEA y hoy sufren porque, a la mala, con el apoyo de bandas, están invadidos.

Los presidentes no amenazan… actúan.



