En su discurso de febrero de 2023, Abinader habló de auditorías en la PN
¡Cógelo, Picante! Presidente, por Dios, esto no es para discursos: ¡accione ya! ¡Enfrente la inseguridad de frente! Donde hay escándalos de corrupción, jamás podrá haber seguridad real.

Buenos días…
El pueblo está feo pa’ la foto… desgreñado pal’ video. La matanza de La Barranquita, en Santiago, dejó al desnudo la inseguridad que arropa al país.

La Policía anda sin control, sin orientación, ejecutando ciudadanos, maquillando expedientes, diciendo que eran delincuentes… y cuando aparecen las pruebas que los desmienten, entonces el payaso sale diciendo que el caso “se está investigando”. Pero, tanto él como su vocero, ya mintieron. Ya mancharon. Ya engañaron al país.
Cinco jóvenes cayeron en La Barranquita. El primer relato oficial fue que eran delincuentes, que hubo un “intercambio de disparos”. Mentira. Las evidencias muestran otra cosa. Y cuando no hay forma de tapar el sol con un dedo, inventan excusas baratas.
Pero aquí algo apesta a podrido… El más “suertudo” de todos resultó ser un tal Ronny Abel Sánchez Morillo, alias “Mudita”, a quien la Policía vende como el cabecilla de la supuesta “estructura criminal”. ¡Por favor! Eso huele feo, muy feo… ¿Escapó? ¿O lo dejaron escapar? Y mira tú qué casualidad: justo el cabecilla es quien “se esfuma”. Ese cuento no hay quien se lo crea: parece un libreto barato de película de muñequitos.
Lo más grave, Presidente, es lo que se comenta, y esto lo debe investigar la Procuraduría. Se dice que la orden de disparar, sin dejar testigos, habría salido de la Dirección Regional Cibao Central de la PN, en Santiago. Y que todo fue un “show de fuerza” para que un alto oficial gane puntos y sea designado director general de la Policía. Si eso es cierto, ¡es gravísimo! Y esa versión salió de la boca de un oficial superior, no de un rumor de esquina.
Presidente Abinader, ¡abra los ojos! Los comunitarios no están pidiendo pan ni agua: están pidiendo la “cabeza” del general Jiménez Reynoso y del coronel Eduardo Bautista Almonte, jefe de la DICRIM. Acusan al primero de dar la orden y al segundo de ejecutarla. Ojalá este caso no termine en otro papelazo. Que no se repita la misma película de siempre, como pasó con los dos guardias y el agente de la DNCD: fueron ejecutados y ¡puff! nada pasó, todo quedó en el aire.
La ciudadanía sigue indignada. La gente exige pruebas. El director de la Policía, a través de su vocero, aseguró que los jóvenes estaban ligados al narcotráfico, secuestros y extorsión. Pues que muestre las pruebas. ¡Que no hable por hablar! Porque hasta ahora, lo único que se percibe es abuso, charlatanería y mentira. Tres de las víctimas ni siquiera han tenido quien los defienda, pero la versión general es una sola: fueron ejecutados.
La gente lo dice en la calle que hoy hay más miedo a la Policía que en los sangrientos 12 años de Balaguer (1966-1978). Y eso es decir mucho. Ni en ese tiempo se veían matanzas indiscriminadas como las de ahora. ¡Estamos feos, Presidente!
Luis Abinader y el PRM, si siguen así, van a salir del poder dejando un país ensangrentado. El Presidente no oye, no ve, no entiende. Mientras tanto, el pueblo se hunde en la inseguridad.
Recordar es vivir. En febrero de 2023, Abinader habló con flores y palomas blancas. Dijo que teníamos un servicio eléctrico estable y en crecimiento. Mentira: hoy los apagones sobrepasan las 20 horas en algunos lugares.
Ese mismo día habló de la seguridad. Dijo que su gobierno iniciaba la “reforma y transformación” de la Policía Nacional. Prometió tres cosas:
- Cumplimiento de la ley.
- Lucha contra la corrupción.
- Mejora de condiciones de vida y capacidades de los agentes.

Presidente Abinader, usted se quedó soñando. Hoy tenemos una Policía más corrupta, más abusiva, más desacreditada. La inseguridad va en aumento. Los policías siguen cobrando miseria, mientras todo sube y se triplica. Y el seguro médico, entre SeNaSa y los escándalos, es otro caos más.
En ese “histórico” discurso, del 27 de febrero 2023, donde brilló la fantasía, recordemos, Presidente Abinader, que usted destacó su supuesta lucha contra la corrupción, anunciando el inicio de “los inventarios patrimoniales” de la Policía Nacional, asegurando: “Abarcan desde las piezas de vehículos de la flota hasta el registro de bienes inmuebles”.
También proclamó que, por primera vez en los 86 años de vida de la institución, se habían comenzado a realizar, de manera sistemática, auditorías internas, tanto financieras como de control de procesos. 
Recuerde, Presidente, que en ese discurso usted anunció que el director de la Policía, que era Eduardo Alberto Then, ya había solicitado una auditoría contable y financiera del año 2022 a la Cámara de Cuentas y a la Contraloría, y que, además, realizaría la suya propia.
Y la hizo. En la DIGESETT, POLITUR, el IPE, el Hospital Docente, la Reserva de la Policía y el Comité de Retiro. Y usted, Presidente, recibió los resultados. Recuerde. El Comité de Retiro y la Reserva salieron “limpios”, pero en los demás, las auditorías cantaron.
¿Y qué pasó? Nada. Todo quedó enterrado. Al contrario, premió a algunos responsables de esos desfalcos, como a Guzmán Peralta, que era el director de la DIGESETT y lo hizo jefe de la PN.. ¡Así no, Presidente!
La “reforma” que prometió ha terminado en un desastre monumental. La vieja Policía —con todos sus defectos— era mil veces más eficiente que esta caricatura. Aquella enfrentaba delincuentes; esta, en cambio, ejecuta ciudadanos por encargo y se ha convertido en una máquina de ejecuciones extrajudiciales masivas.
La corrupción hoy es de arriba abajo, sin freno ni vergüenza. Hay oficiales levantando mansiones de película. Por ejemplo, en Arroyo Hondo, el general aquel está invirtiendo millones como si fuera empresario de primera, mientras el combustible se pierde como agua en canasta y los cargos se reparten por amiguismo descarado. Y todo eso lo sabe usted, Presidente.
En Santo Domingo Este y en Santo Domingo Oeste, barrios enteros llevan semanas sin agua. El INTRANT no controla ni a las guaguas públicas. La DIGESETT es un relajo. La CAASD y el INAPA, un fracaso. Y mientras tanto, el caos en las calles, el caos en los hogares, el caos en la Policía. Y mientras tanto, los camiones cisternas hacen su agosto todos los días —y hasta en septiembre— vendiendo carísima el agua que debería suministrar la CAASD. Un negocio redondo con la sed del pueblo.

Presidente, usted prometió cambio, pero lo que tenemos es desorden, corrupción y miedo. ¡Hasta los aliados se lo dicen!
Presidente, ¡accione! El país no aguanta más. La reforma policial es un mito, la seguridad es un espejismo, y el pueblo está perdiendo la confianza. Usted se está jugando la historia, y el pueblo pagando las consecuencias.



