Policía enlodada: del griterío al llanto, así está la reforma
¡Cógelo, Picante! Auditorías sin castigos, y denuncia sobre combustible en la PN sin investigar

Buenos días…
Nos enteramos de que los agentes del “orden” enviados a la cárcel por asaltar, robar y violar a una mujer haitiana terminaron llorando como niños, incapaces de actuar con honor, mientras siguen los pasos de quienes, desde la propia Policía y otros organismos, pisotean, traicionan a la patria y no cumplen con dignidad sus deberes.
¿Y esto es la “reforma policial” que prometieron? ¿La “reforma” que tanto han cacareado?
Esto no solo confirma lo que venimos diciendo, de que en este país no hay seguridad, sino que es un fiel reflejo del lodazal en que algunos han convertido la reforma policial, estancada y corroída por intereses y mediocridad.
Lo que pasó con la ciudadana haitiana no es un accidente, sino, el reflejo de un lodazal institucional. La supuesta reforma policial está estancada, podrida y vacía de liderazgo, y mientras tanto, la ciudadanía sigue viviendo en el caos y la inseguridad.Por cierto, un amigo General, nos pidió un ejemplo del por qué la “reforma” policial es un fracaso. De por qué sostenemos que está enlodada. De por qué decimos que su principal propulsor, el presidente Luis Abinader, es culpable del estancamiento de esa supuesta reforma. No hay problema, aquí están los detalles, principalmente para los incrédulos.
Mi General, aquí está el ejemplo más crudo: la reforma es un fracaso total porque quienes la impulsan -desde su principal propulsor, el presidente Luis Abinader- han dejado que la mediocridad, la corrupción y la negligencia campen a sus anchas.
Que lloren como niños los criminales, está bien. Lo que no es aceptable es que los responsables de dirigir y transformar la Policía sigan mirando para otro lado, mientras el país se hunde en la inseguridad.Así está la Policía dominicana, atrapada en su lodazal, mientras la patria paga el precio.
¿Qué si tenemos pruebas de la corrupción a lo interno de la Policía Nacional? ¡Sí! ¡Sobran!
Por ejemplo: seis auditorías que deberían haber sido un escándalo nacional. Dos en el Hospital Docente, que revelaron millones y millones de pesos desaparecidos. Dos en POLITUR, cuyos hallazgos dan miedo solo de leerlos. Otra en el IPE, cuyos resultados horrorizan. Y en la DIGESETT, se destapó un defalco de más de 421 millones de pesos, dinero del Estado dominicano, no de Haití.
Mi General, ¿y eso no es corrupción? ¿O cómo llaman ustedes a esta obra? Esas auditorías fueron un golpe demoledor para la entonces recién estrenada “reforma” policial.
Pero lo peor, General, no hubo consecuencias. Algunos responsables de esos desfalcos siguen sueltos, cometiendo barbaridades aún mayores. ¡Y saben por qué? Porque en vez de castigos, fueron premiados.
General, visite el Palacio de la Policía, especialmente en el “teatro” de los lunes… observe bien a su alrededor, y verá que algunos protagonistas de esas irregularidades siguen cerca del presidente Abinader. Eso es una vergüenza. Por eso decimos que el propio presidente es culpable de que la reforma esté sepultada en un lodazal.
Y usted, General, que pide pruebas, aquí tiene otra: pregunte qué pasó con el auditor que dirigió esas investigaciones. Auditorías ordenadas por el jefe de la Policía, designado por Abinader. ¿El resultado? Lo pusieron en retiro, violándole todos sus derechos, mientras que con ello, el presidente violaba la ley policial. Y en una sociedad que se respete, eso no puede ocurrir.
Así no hay reforma. Por eso sostenemos que esa “reforma” es un relajo, un entretenimiento para la ciudadanía, un espejismo, mientras la impunidad sigue reinando.
Y para colmo, hay un escándalo en pleno desarrollo… Se denuncian irregularidades graves en el combustible de la Policía, y lo más grave, las denuncias provienen de la propia institución.
Choferes de la propia Policía aseguran que cada unidad recibe menos de la mitad del combustible asignado diariamente. Oficiales superiores, e incluso generales, denuncian que el gasoil y la gasolina se regalan a particulares o, en algunos casos, se venden a civiles. Y lo peor… nadie investiga estas irregularidades.
Si esto está ocurriendo, eso es corrupción pura y dura. Pero más allá del acto mismo, lo que demuestra, porque ni siquiera se investiga, es que en el gobierno no hay transparencia y no se enfrenta la impunidad.
La Policía, en lugar de ser ejemplo de orden y disciplina, sigue siendo un foco de irregularidades y privilegios, mientras la ciudadanía paga las consecuencias.
¡Ah! Se nos olvidaba… La reforma policial nació coja, y usted sabe por qué, pues arrancó con un comisionado importado, un español que, al final de su gestión, dio algunos pasos hacia adelante, pero fue frenado por el entonces ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez (Chu). Tenemos pruebas de lo que enfrentó a ese super funcionario, hoy cónsul dominicano en Nueva York, con ese comisionado y con altos mandos policiales.
Pero, al fin y al cabo, era un extranjero, que no conocía los intríngulis de la Policía Nacional dominicana. Se lo llevaron. Y traen otro extranjero… peor aún, un colombiano, que lo único que ha reformado es el uniforme policial, “colombianizándolo”. Pero, por cierto, ese uniforme sólo le fue entregado a los «amigos» del jefe. Y eso no lo decimos nosotros, lo aseguran los propios policías, que ni mirar ese uniforme pueden.
Ahora, cuando vemos a esos agentes, alrededor de un 4% de la población policial, parece que estamos en Colombia, donde, al igual que aquí, la inseguridad crece cada día.
Y como nosotros sugerimos un debate serio sobre seguridad y reforma… mañana revelaremos el plan estratégico, con pasos claros, medibles y sostenidos, para una reforma policial segura y confiable, hecha por dominicanos, sin asesores importados.
¡Ah! No podemos dejar de hablar de la novela de los pitos en la DIGESETT, que sigue en carpetas como si fueran lingotes de oro.
Reiteramos: en la gestión de Frener Bello Arias, cuando se planteó la necesidad de dotar a los agentes de pitos, aparecieron de inmediato varios vendedores con sus “ofertas mágicas”.
Pero Bello Arias no se tragó ese anzuelo. Lo asqueroseó sin miedo, y los mandó pal’ carajo, para donde el cura se fue a pie. ¿Qué hizo? Pues solicitó los pitos a organismos internacionales, y a los pocos días recibió un paquetón gratis, que no solo fueron distribuidos, sino que hasta dejó cajas guardadas en los almacenes al salir de la DIGESETT. Eso se llama gestión con dignidad.
Ahora, resulta que en la DIGESETT quieren comprar pitos de nuevo… ¡casi seis millones de pesos en pitos! Y nos dicen que cada uno cuesta unos 2 mil pesos. Pero, ¿y es locos que están? ¿O es que el pito ahora viene con WiFi, cámara 4K y GPS incorporado?
En Santo Domingo Este hay barrios donde la luz se va más que el motoconcho de la esquina. En Alma Rosa I, por ejemplo, en una sola hora pueden caer tres, cuatro y hasta cinco apagones. ¡Eso es un abuso criminal! Y como si fuera poco, a veces la vaina se prolonga por ocho horas corridas.
Mientras tanto, la prima del dólar sigue jugando al escondite… pero para arriba. Ya se pasea cerca de los 64 pesos, y hoy está a 63.85 por uno. ¿Y quién aguanta este relajo?¡Hasta mañana, ciudadanos!