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Paliza intenta lavarse las manos… pero el agua no cayó del cielo

¡COGELO, PICANTE! La oposición ruge y exige nombres. Mientras tanto, la sombra del narcopoder vuelve a rondar los pasillos del Palacio. 

Buenos días…

¡Cógelo, Picante!Los dominicanos tienen un talento único: donde hay humo, encuentran la brasa. Y esta vez, después del discurso que muchos analistas describen como “autoincriminatorio por exceso de sinceridad”, el protagonista es el presidente del PRM y ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, quien se encuentra en el centro del huracán.

En las calles, la percepción es clara: Paliza quiso jugar al Poncio Pilato, pero cuando buscó agua para lavarse, la tinaja estaba más seca que lengua de loro. Y ahora, lejos de salir limpio, está recibiendo fuego cerrado… incluso desde su propio partido.

Dentro y fuera del país, el runrún se calienta. Figuras vinculadas a procesos judiciales en Estados Unidos habrían mencionado a prominentes dirigentes dominicanos, alimentando más especulaciones.

Y mientras tanto, el comunicador Ángel Martínez celebra desde la banda, porque —según él— muchas de sus denuncias van encajando como piezas de dominó.

Pero el punto caliente es uno: Paliza está obligado —políticamente— a decir los nombres de los narcopolíticos que, según él, fueron blindados por gobiernos pasados. La oposición exige luz. El país también.

El caso Quirino vuelve al ruedo. Quirino Ernesto Paulino, capturado durante el gobierno de Leonel Fernández con más de una tonelada de cocaína, extraditado y condenado en EE.UU., vuelve a mencionarse como parte del pasado turbio de la política criolla. Se recuerda —y no por nostalgia precisamente— que el hombre tuvo roles protagónicos en estructuras políticas del país antes de su caída.

Y para quienes padecen de “amnesia selectiva”, conviene recordar un detallito que algunos quieren borrar del expediente histórico: Quirino Ernesto Paulino fue jefe de campaña de Hipólito Mejía, en dos provincias del Sur. No es cuento, no es especulación, no es chisme de colmado.

Aquí está la prueba:

La Policía: logros arriba, desastre abajo. Aunque se reconoce que el presidente Luis Abinader ha invertido en la modernización policial, también arrastra sobre los hombros la responsabilidad política del caos interno: escándalos, violencia, desfalcos, y una institución que hoy vive uno de sus momentos más oscuros ante la opinión pública.

La Ley Orgánica violentada, la disciplina en caída libre y episodios como la masacre del 10 de septiembre en Santiago —que aún clama respuestas— tienen al gobierno bajo cuestionamientos.

Y mientras el país se hunde en inseguridad, muchos sienten que el Estado responde con guantes de seda donde debería haber mano firme.

En materia de narcotráfico, el empuje fuerte no viene de Santo Domingo, sino de Washington, donde la administración de Donald Trump presiona sin mirar atrás.
Aun así, se habla de frenos internos… porque cuando ciertos implicados, que le temen irse a la mala para Estados Unidos, amenazan con “cantar”, sino son extraditados… algunos temen que desafinen revelando demasiado, poniendo los puntos sobre las íes o el dedo sobre la chaga.

Y nos unimos a las voces que exigen del presidente Trump, apretar la tuerca aunque el tornillo reviente… si quiere que este relajo termine.

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