¡Más escándalos en la Policía! Denuncian abusos con el seguro médico de SeNaSa
¡Cógelo, Picante! Paliza… quien calla, otorga. Presidente, quien no actúa, se hace cómplice por omisión del desastre, del desorden y de la corrupción. Coronel, usted es ¡abusador! Así no se investiga.

Buenos días…
El silencio es una sentencia. Y cuando las acusaciones caen pesadas, quien no responde acepta, y quien tiene autoridad y no actúa, se vuelve cómplice por omisión.
Las denuncias que golpean al ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, sobre vínculos turbios y financiamientos extraños, no son un relajo político de esquina. Hablamos del principal ministro del gobierno y presidente del PRM.
Si él menciona la existencia de “narcopolíticos”, entonces que diga nombres y apellidos, porque quien sabe y calla, participa.
Y más aún: si en Estados Unidos hay condenados que mencionan aportes millonarios, que el ministro dé la cara sin temblores, sin rodeos y sin discursos almibarados. El país está cansado del teatro político.
Mientras tanto, las denuncias del líder político y religioso Carlos Peña retumban sin que nadie las contradiga. Y cuando una bomba así se suelta —de que EE.UU. mostró una lista de narcopolíticos solicitados y que, a cambio de frenar presiones, se cedieron instalaciones estratégicas del país— el silencio del gobierno huele a problema.
Porque si desde suelo dominicano despegan aviones para operaciones militares extranjeras… la historia no perdonará la imprudencia. La soberanía no se negocia, ni por votos, ni por miedo, ni por favores diplomáticos.
Y sí, apoyamos toda guerra contra el crimen organizado, venga de donde venga. Pero injerencia extranjera, jamás.
No olvidemos 1916 ni 1965: la memoria del pueblo no borra muertos.
El caso de la niña haitiana: otra mancha que exige justicia. El país también exige respuestas sobre la muerte de la niña haitiana Stephora Anne-Mircie Joseph, durante una excursión del colegio Leonardo Da Vinci, en Santiago. Esa tragedia no puede quedar bajo la alfombra.
Si hubo negligencia, bullying ignorado por maestros, o discriminación permitida, ese centro debe ser cerrado, y los responsables, procesados.
A eso se suma una denuncia aún más escalofriante: maltratos y abusos contra menores haitianos en un centro de detención de Santiago. ¿Desde cuándo en República Dominicana se encierra menores junto a adultos? Eso es inhumano, ilegal y moralmente repugnante.
La bomba en SeNaSa y la Policía: otra olla que hiede. Y aquí viene otra denuncia gravísima, nacida dentro de la Policía Nacional, sobre irregularidades en SENASA, el mismo SENASA sumergido en uno de los mayores escándalos de corrupción del gobierno.
¿Cómo es posible que los padres de policías registrados como Dependientes Adicionales, por los que se pagan RD$1,919.78 mensual, tengan los servicios suspendidos del día 30 al 05, hasta que SENASA “confirme” los fondos?
¿Y cómo es posible que un afiliado común tenga 60 días de gracia, pero los familiares de policías solo 30 días?
¿A qué mente brillante se le ocurrió semejante abuso?

Peor aún, pues de acuerdo con la denuncia, muchos familiares sólo reciben autorización para emergencias, y únicamente si pasan primero por la unidad de seguro médico de la PN. Una humillación más para los agentes… como si el sueldo miserable no fuera suficiente castigo.”
Nos reservamos la fuente, pero viene de adentro. Y golpea directamente la propaganda de la “gran reforma policial”, que se hunde cada día en su propio lodo.
Corrupción, impunidad y un gobierno que perdió la brújula. No existe en la práctica una Dirección de Ética que funcione. En República Dominicana, la corrupción camina, la transparencia se esconde y la impunidad sale a desayunar sin miedo.
Presidente Abinader: los policías no pueden subsidiar los huecos de SENASA, ni cargar con la ineficiencia del Estado. Investigue. Actúe. O renuncie a la palabra “transparencia”, porque ya perdió su significado.
Y sobre la famosa “reforma policial”… Si sirve solo para violar la Ley Orgánica, 590-16, cuando conviene, entonces es puro maquillaje.
Y sí: hoy usted actúa como aquello que juró combatir. Y en algunos casos, peor.
Y sobre amenazas que supuestamente hizo un supuesto exsargento al presidente Abinader… eso NO se tolera. El país puede estar indignado —y lo está— por el mal gobierno, por la crisis económica y por el hambre que toca puertas. Pero la protesta no se convierte en amenaza.
El desorden político no justifica la violencia. Pero el desorden gubernamental tampoco justifica el silencio.

Y al cierre:
Coronel… así no se investiga. Así no. Lo suyo fue un abuso en toda la línea. Su misión no era apresarlo, y usted lo sabe. Vamos a hablar claro, coronel Omar Barriento: todo indica que usted tenía otro libreto, y lo que le explotó en la cara fue que ese oficial retirado decidió entregarse por la vía correcta, frustrándoles sus planes. Más detalles en las próximas horas. Pero le reiteramos que así no se respeta la ley, así no se construye confianza. Por eso la Policía está como está, desacreditada ante la población.
Pero si esto es la famosa “reforma policial”, entonces ya entendimos: maltratos, atropellos y más atropellos, todo bajo la sombra del gobierno que encabeza el presidente Abinader. Y para rematar, tenemos un director de la Policía que, según múltiples voces, ni siquiera ocupa legalmente sus funciones.



