El remozamiento del parque Enriquillo: ¿el final de la vergüenza capitalina?

Por Augusto Álvarez
En la legendaria avenida Duarte (antigua José Trujillo Valdez), desde hace algunos años el parque Enriquillo, más que un lugar de entretenimiento para las familias, se ha convertido en un antro, en un gran prostíbulo donde las drogas y el sexo están al alcance de cualquier bolsillo.
La alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, emprendió el remozamiento de dicho parque. ¡Qué bien!
La prostitución y las drogas reinan en ese lugar las 24 horas del día, pese a que allí funciona un cuartel de la Policía Nacional. ¿Para velar y proteger a quién?
Desde las primeras horas del día, indigentes, prostitutas y vendedores de sustancias ilícitas trazan las reglas del juego, mientras los agentes policiales ni escuchan ni observan nada.
Ha trascendido que la alcaldesa Carolina Mejía desea formar policías municipales (no uniformados) para ejercer controles reales en ese espacio de esparcimiento.
Así, con el parque Enriquillo remozado, la prostitución y el mercado de los vicios no tendrán espacio.



