China y sus aranceles

Por Augusto Álvarez
El gobierno de la República Popular China podría anunciar a partir de diciembre la liberación de aranceles a productos provenientes de naciones consideradas amigas.
Los principales beneficiarios de esta política serían, sin duda, los países africanos, muchos de los cuales han decidido mirar hacia el gigante asiático mientras le dan la espalda a Estados Unidos.
Mientras Norteamérica endurece su estrategia de presión contra las naciones más débiles mediante sanciones e impuestos, China expande su influencia abriendo las puertas a los productos de aquellos países con los que mantiene relaciones de cooperación.
¿Qué vendrá luego? Mientras se cocina la respuesta, es evidente que la administración de Donald Trump trabaja en su propio “edulcorante diplomático” para tratar de atraer a países que ya observan con interés a Pekín.
La diplomacia china se caracteriza por su paciencia. Basta recordar la primera toma de posesión del presidente Luis Abinader, cuando la representación de China fue ubicada en un asiento secundario, casi “junto a la cocina”, para evitar que destacara frente a otros enviados internacionales.
Sin embargo, a raíz de la pandemia del Covid-19, China se creció en solidaridad y estableció canales para que distintos países accedieran a sus vacunas, reforzando así su imagen como aliado confiable.
De implementarse finalmente la política de cero aranceles para las exportaciones hacia China, no cabe duda de que en Washington volverán los discursos duros: “seguimos apretando la tuerca, se puede correr la roca”.