Por Augusto Álvarez

Parecería que el poder del Estado judío posee las conexiones para silenciar los crímenes contra profesionales de la comunicación ejecutados mientras trabajaban.

El número de periodistas abatidos en “tierras santas” difícilmente es mencionado por los grandes medios.

Recién conversé con un líder de un gremio periodístico nacional y su respuesta fue clara: “miedo a perder la visa”.

En cierto modo, cuando se ejerce la profesión de rodillas y con temor, esa es una verdad relativa.

Al margen de los periodistas ejecutados bajo el gobierno de Benjamín Netanyahu, 329 niños y niñas figuran entre las víctimas en Gaza. Pero si los colegas caídos no son de interés, ¿tendrán algún valor los demás muertos en sentido general?

Una ONG reveló en Nueva York que las víctimas inocentes en Gaza suman alrededor de 46 mil. ¿Cómo se obtuvo el dato?

Esos periodistas asesinados por Israel cumplieron con su deber: informar hasta el último aliento.

Es la profesión, hermanos, y es ahí donde encaja la eterna disyuntiva: ser o no ser.