Dio Astacio, su Alcaldía y el gobierno de Abinader

Por Augusto Álvarez
La tensión está al rojo vivo en Santo Domingo Este. Los vecinos de las distintas barriadas se preguntan con desesperación: ¿a quién le reclamamos?
Las quejas, los gritos y los reclamos de las organizaciones comunitarias apuntan no solo al alcalde Dio Astacio, sino también al Ministerio de Interior y Policía y al propio presidente Luis Abinader, ante la ola de criminalidad que azota la zona.
Durante la campaña, Astacio durmió en una casucha, gesto teatral que ahora se percibe como pura hipocresía política.
La humilde señora que lo alojó, creyendo en su humildad, hoy le pide una pensión humanitaria… y el silencio ha sido su respuesta.
Mientras tanto, la epidemia de violencia sigue su curso. Las víctimas que acuden a los destacamentos escuchan la misma excusa: Vayan a la Fiscalía y pongan la denuncia, tráiganla.
Pareciera como que los policías están ocupados en otros asuntos y no pueden aceptar denuncias. Pero no, no es eso. Es que aceptar denuncias significa un incremento en las estadísticas y esto no puede permitirse. Que el pueblo siga creyendo en que la delincuencia disminuye… ¿eso es lo que persiguen?
El temor a la noche se ha vuelto cotidiano. Los apagones se convierten en cómplices de los delincuentes, y el vecindario vive con la sensación de estar enjaulado entre sombras y balas.