
Mensaje 4181
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Una niña de apenas 9 años sufría por ver morir a su madre, quien padecía una terrible enfermedad, era Víctor Martinez quien todos los días iba a visitarle y se sentaba horas al lado de la cama, para ayudarle en ese proceso de transformación para asumir su nuevo estadio de vida.
Su esposo inmerso en el silencio, su hijo adolescente, casi no paraba en la casa, de seguro llorando sus penas en la calle, la abuela calmada, resignada y con mucha fe se mantenía en espera del desenlace, pero era ella, la niña confundida, con preguntas sin respuestas la que se me acercó y me dijo: “don Víctor usted cree que, si yo le pido a Dios que me sane a mi mami, me complace, pero yo no sé cómo orar”.
A lo que respondí: “Dios siempre te escuchará, Él la va a sanar, la va a rejuvenecer, le va a dar vida para que pase a formar parte de su Reino, donde la necesita, sé que la extrañarás, pero no puedes ser egoísta, tienes que dejarla partir, ¿sabes cómo vas a orar? Desde hoy dale gracias a Dios, por los años que te prestó a tu mami, dale gracias por tu papi y tu hermano, por la abuela, dale gracias a Dios por tu vida, dale gracias a Dios cada vez que recuerdes un momento lindo que pasaste con tu mami, dale gracias a Dios por el día que te regala, por los amiguitos, por todo, hazlo siempre, no te preocupes por pedirle que Él sabe lo que necesitas y te lo dará siempre a su tiempo”.
Dios hace grandes prodigios de la manera más sencilla en nuestra vida. El libro de los Reyes 5, nos relata uno de esos milagros que nos llevan a ser agradecidos con Dios, es por eso por lo que, con el salmo 97, debemos mostrarle gratitud a Dios por la salvación universal que nos ofrece, incluso por los beneficios de la redención como nos dice la 2 Timoteo 2.
No hay mejor ejemplo que el del Evangelio de Lucas 17 cuando:
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
—«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes».
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.
¿Cuántas cosas hace Dios por nosotros todos los días? ¿Cuántas cosas nos da? Nos cuida, nos alimenta, nos complace, nos provee, nos anima, nos sana, nos perdona, sin embargo ¿cuántas veces le das las gracias al día? ¿Cuántas veces lo complaces ayudando al prójimo? Ten cuidado, que, un día te lo pudiera quitar todo.
Gracias a Dios por Matilde Farach quien nos apoya y nos ayuda a llevar la Palabra de Dios por el mundo entero.
Hasta la próxima.