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General busca jefatura PN, pero calla lo de Cotuí; tiroteo en La Barranquita fue de una sola vía

¡Cógelo, Picante! La auditoría contra Guzmán Peralta no es invento. Existe, es real, y está depositada en la Procuraduría. Que explique entonces de dónde salió su fortuna.

 

Buenos días…

¡Cógelo, Picante!El general Juan Bautista Jiménez Reynoso, actual jefe policial en Santiago, anda como un toro detrás de la silla grande: la Dirección General de la Policía Nacional. Todo para sustituir a su compadre, el general Ramón Antonio Guzmán Peralta, que hoy arde en medio del escándalo de corrupción que le explotó en la DIGESETT. Y todavía no es nada. Lo que viene atrás.

Ese expediente, con auditoría incluida, también lo tiene en sus manos Milagros Ortiz Bosch, que dirige Ética e Integridad Gubernamental, aunque poco ha brillado en ese cargo. Y de ella, nada se espera.Pero ojo: Jiménez Reynoso anda buscándose el apoyo de la vicepresidenta Raquel Peña, y mientras tanto calla lo que pasó en Cotuí, cuando siendo capitán del Departamento de Recuperación de Vehículos Robados, cayó preso. Sí, preso. General, explíquele al país qué pasó, y sobre todo: ¿cuál fue el lío con esos vehículos?

Porque pintarse de santo ahora no borra que su expediente está guardado en algún archivo, y ese historial lo persigue. Usted no tiene calidad, ni capacidad para dirigir la Policía. Amenos que la “reforma” del presidente Luis Abinader se lo permita, porque esa “reforma” soporta de todo, pero nada que sea positivo.Lo de Guzmán Peralta no es “supuesto”. La auditoría se hizo en el 2023 y lo retrata de cuerpo entero: irregularidades por más de RD$155 millones, solo en combustibles, además de otros clavos millonarios.

Y esa no fue la única auditoría. Hay más, en otros organismos policiales que reciben recursos directos del Estado. Todas llenas de irregularidades en perjuicio del Estado. Y todos los que huelen a corrupción en esas auditorías aspiran a ser jefe de Policía.

Ese oficial… sí, el mismo Guzmán Peralta, no puede justificar los bienes acumulados en tiempo récord durante este gobierno. Sus asistentes, tampoco. Si el PRM y el gobierno enfrentaran la corrupción de verdad, hoy Guzmán Peralta no fuera jefe de la Policía, estuviera en los tribunales.

Su paso por la DIGESETT fue puro escándalo. Su paso por la PN: sin logros. Ha sido una vergüenza para la institución y un lastre para la gestión de Luis Abinader, que en seguridad se “quemó” en su primer período, y en el segundo sigue la misma ruta, pero con notas muy bajas, se está «achicharrando», e inseguridad, muy alta.

Mientras tanto, la inseguridad está desatada: atracos en cada esquina, microtráfico a la vista de todos, violencia por todas partes. Y la Policía, lejos de ser respetada, ha perdido toda autoridad frente a la ciudadanía.

Se llenaron la boca anunciando cámaras corporales, pistolas eléctricas y gas pimienta. ¿Resultados? Las pistolas y el gas, usados para maltratar y reprimir protestas. Las cámaras, bien gracias: ni un solo caso de abuso se ha aclarado con ellas. ¡Qué descaro!

¡Atención, presidente Donald Trump! Corre la versión de que avionetas cargadas de droga entran a Haití, aterrizan en plena carretera como si fueran aeropuertos improvisados, descargan su mercancía y se largan sin problema. Después llegan yipetas y vehículos de lujo, recogen los paquetes, cruzan a territorio dominicano y, desde aquí, la carga sigue rumbo a Estados Unidos y Europa. ¿Quién controla eso? Nadie. ¡Ojo con eso! Recuerde, presidente, por esa frontera sale y entrada de todo. Las autoridades de RD deberían investigar esa información.

Presidente Abinader: usted es el hombre más informado de este país. Lo sabe todo. Y lo sabe bien. Entonces, ¿por qué sigue premiando generales con historiales oscuros? ¿Por qué tolera que la corrupción en la PN se siga tapando?

Aquí no hace falta maquillaje ni discursos bonitos… lo que hace falta es mano firme contra la mafia interna que corroe a la Policía Nacional.

Bueno, se enojó la Alianza Dominicana Contra la Corrupción (ADOCCO) con el Decreto 517-25 del presidente Luis Abinader, que declara en “emergencia nacional” todas las compras y contrataciones del sector eléctrico. Lo calificó de inconstitucional y advirtió que viola la Ley 340-06 de Compras y Contrataciones y su reglamento de aplicación. Y es verdad.

Aquí no se puede andar dando carta blanca para comprar y contratar sin protocolos, porque cuando viene a ver, la sal sale más cara que la carne de chivo.

Y al cierre, nos llega un rumor fuerte desde Santiago: algo huele mal, muy mal, en la matanza de La Barquita. Entre los muertos hay de todo: un peluquero, un cliente y hasta un prestamista. ¡Ay, mi madre! Eso no suena a simple tiroteo de barrio… eso huele a ejecución fría y calculada.

Y lo más turbio: se comenta que detrás del operativo estaría la sombra de un general con aspiraciones altas, que anda desesperado por demostrar “mano dura” para escalar hasta la jefatura de la Policía.

Si eso es cierto, la sangre derramada en La Barquita no es solo tragedia, es un mensaje macabro.

Pero, además, nos cuentan que el famoso “intercambio” de disparos en La Barquita, en Santiago, fue de una sola vía: plomo de aquí pa’ allá, pero no de allá pa’ acá. Y lo más curioso: las armas aparecieron como por arte de magia. Ninguno de los muertos tenía una pistola en la mano… entonces, ¿a quién le tiraban?

Si no es así, que la Policía saque los videos de las bodycams que usan sus agentes. Porque de lo contrario, lo que huele es a ejecución disfrazada de enfrentamiento.

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