ADOCCO debe explicar logros y transparencia en la gestión de Guzmán Peralta
¡Cógelo, Picante! Un director de la Policía que ha sido un desastre, y que dejó en la Digesett un escándalo monumental… mientras al Tribunal Constitucional le sacan la lengua.

Buenos días…
Arranquemos sin anestesia: en República Dominicana hay instituciones —bajo el paraguas del Poder Ejecutivo— que se burlan del Tribunal Constitucional. Lo que ese órgano decide, sagrado e inapelable por mandato de la Constitución, para algunos burócratas no es más que papel mojado. Y así se supone que somos un “Estado democrático”. ¡Qué vergüenza!
Abogados, funcionarios y hasta gente del propio gobierno, dicen que aquí, al Tribunal Constitucional, ya le hacen hasta muecas. Literalmente, le sacan la lengua.
La llegada de una embajadora estadounidense de mano dura y vista de halcón, parece estar poniendo nervioso a más de uno. Y de repente, las autoridades dominicanas se han llenado de “firmeza” contra el narcotráfico… Ojalá esa guerra no se quede solo en ruedas de prensa y fotos en helicópteros.
Es cierto que este gobierno ha incautado más drogas que los anteriores, nadie discute eso. Pero también es cierto —y más peligroso— que la calle jamás había visto tanta “harina blanca” y otros “materiales”. Y la pregunta lógica: ¿cómo es posible tanto decomiso y tan pocos capos presos?
Quien sí “cerró la tapa del pomo” es el presidente Donald Trump, decidido a enfrentar al crimen organizado dentro y fuera de su territorio. Gústele o no a muchos, está cumpliendo su promesa: no dejar que la delincuencia criminal organizada exporte su veneno. Eso se llama gobernar con determinación. Le pique a quien le pique.
Y ahora la pregunta incómoda: Presidente Abinader, ¿y los narcopolíticos locales también serán enfrentados? Los deportados por narcotráfico, los políticos con historiales turbios, los que se financiaron de dinero sucio para ganar elecciones, los que posaron felices con capos en público… ¿También entran en esa “guerra”? O eso se sigue barajando porque algunos “ya son del gobierno”.
Presidente Trump… embajadora Francis Campos… atención. Conviene desempolvar expedientes, revisar pasados, hurgar donde nadie quiere que se hurgue: en los políticos poderosos que se hicieron ricos de la noche a la mañana y que hoy caminan con sonrisas nerviosas y expedientes semicongelados. Y al que le pique… que se rasque.
Ahora, entremos en un tema caliente. Aquí hay gente defendiendo lo indefendible, como si fuéramos tontos. Nadie va a la iglesia por amor al arte. Y mucho menos, por pasión.
ADOCCO, que vive vendiéndose como faro moral, debería explicarnos —con lujo de detalles— cuáles son los supuestos “logros” del actual director de la Policía, empezando por su desempeño operativo, luego el administrativo, y por último, la cacareada “reforma policial”, que ya huele a fracaso.
Porque una cosa es dar declaraciones altisonantes… Y otra es defender violaciones a la ley, como pretender prolongar la gestión de un director, que por mandato del artículo 23, de la Ley 590-16,solo puede ocupar el cargo por dos años.
Y si tienen dudas, vaya al párrafo, de ese artículo, que entre otras cosas dice: “La designación del Director General de la Policía Nacional se hace por un período máximo de dos (2) años.”
Clarito. Sin trucos. Sin interpretaciones fantasiosas.
Si ADOCCO realmente cree en transparencia, debería explicar también por qué jamás cuestionó —y aún está a tiempo— el escándalo mayúsculo dejado por Guzmán Peralta en la Digesett, donde una auditoría de la propia Policía reveló un desfalco administrativo de más de 421 millones de pesos. Y esa auditoría, hasta la anunció el propio presidente Abinader en un discurso de rendición de cuentas.
Pero parece que ADOCCO tiene una lupa especial: ve ciertas cosas… otras no.
Señor presidente, la ley es la ley. Y usted juró cumplirla.
Presidente Abinader, no caiga en errores. No juegue con ilegalidades. Justamente por esos deslices es que usted revivió un muerto, y ahora Danilo Medina, quien promovió, aprobó y promulgó la Ley 590-16 —y luego fue el primero en violarla—, hoy anda por ahí privando en gallito, criticando al PRM y a usted… porque sus errores comienzan a parecerse como sus mismas fallas. ¡Una vergüenza nacional!
Y si las leyes no se cumplen, entonces ¿para qué queremos más leyes? ¿Para adornar el Congreso? ¿Para romperlas según convenga? No, señor presidente. La ley se respeta o se destruye el Estado de derecho. Y si las leyes no se cumplen, ¿para qué queremos más leyes?
Ahora, vamos a refrescar la memoria a ADOCCO, y a los que defienden la ilegalidad, enumerando los “logros” de Guzmán Peralta en dos años y cuatro días como jefe de la Policía:
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Incremento de la inseguridad en las calles.
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Incremento de la violencia en los barrios.
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Auge del microtráfico.
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Abusos policiales en aumento.
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Escándalos en ascensos y retiros.
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Retaliación contra oficiales, incluyendo coroneles y generales.
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Más muertes en supuestos “intercambios de disparos”.
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Casos de asesinatos colectivos.
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Más denuncias de irregularidades administrativas dentro de la Policía.
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Reintegro de oficiales retirados por faltas graves, incluso algunos que fueron vinculados al narcotráfico.
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Eliminación de listas de policías que debían ser retirados por faltas acumuladas.
- Y, debemos agregar, y ojo,mucho, no recibir denuncias en cuarteles sobre asaltos y otras acciones criminales para no incrementar los dígitos de criminalidad en el país.
Y como broche final… De la noche a la mañana, Guzmán Peralta se ha convertido en un hombre de gran fortuna, levantando proyectos y obras que no corresponden —ni de lejos— a un salario que jamás ha pasado de 350 mil pesos, incluyendo el incentivo que recibe por sus funciones como oficial director de la PN.
Si ADOCCO es tan transparente como dice, nos imaginamos que ya lo investigó, que explique públicamente: ¿de dónde salió esa riqueza? Nosotros encantados de publicar la respuesta.
Porque la “reforma policial”, por más que la cacareen, está exactamente donde todo el mundo la ve: estancada, hundida y llena de lodo.



