¡Griterío en la Policía! Ahora por descuentos absurdos en los salarios
¡Cógelo, Picante! La nómina policial parece haber “colapsado”… pero solo en perjuicio de sus propios miembros. Y además, crece presión para que el Presidente prohíba la venta de uniformes, insignias y pertrechos policiales y militares en negocios civiles.

Buenos días…
Cuando ya la gestión del mayor general Ramón A. Guzmán Peralta debió haber terminado hace 11 días, pero sigue ahí, aferrado al cargo en violación abierta a la Ley Orgánica de la Policía Nacional, 590-16, revienta un nuevo escándalo en la institución, esta vez tocando el nervio más sensible de sus miembros: la nómina.
El griterío se escucha en cada cuartel. Y no solo viene de los rasos: coroneles y otros oficiales superiores y subalternos también están furiosos porque sus salarios salieron mutilados, recortados, picoteados… como si fueran a la deriva en un sistema administrativo que hace tiempo perdió el control.
Lo ocurrido es histórico —y no en buen sentido—: Oficiales de todos los rangos recibieron su sueldo de noviembre con descuentos absurdos, montos que nadie sabe explicar. En algunos casos, la suma de los depósitos no coincide ni a martillazos con lo que realmente debieron cobrar.
Y eso no es nada… Rasos denuncian recortes de hasta 4 mil pesos. y esto ocurre:
- Sin aviso.
- Sin explicación.
- Sin derecho a reclamar.
- Y sin un solo responsable que dé la cara.
Entonces surgen las preguntas que están corriendo como pólvora:
- ¿Fue un error?
- ¿Una burla?
- ¿Un desorden administrativo monumental?
- ¿O un “misterio contable” que alguien está tratando de esconder bajo la alfombra?
Lo cierto es que nadie, absolutamente nadie, ha ofrecido una explicación seria o convincente sobre este desastre de “marcha mayor” que golpea directamente los bolsillos de los agentes.
Un coronel, por ejemplo, recibió cuatro depósitos separados entre salario base e incentivos. Cuando tomó su calculadora y sumó los montos… ¡faltaban más de 11 mil pesos! El dinero, simplemente, se extravió en la ruta.
Por este desbarajuste —voluntario o no—, el presidente Luis Abinader está recibiendo piropo amargos a granel, aunque sus autores lo hacen en la sombra, por temor a represalias. Porque en la PN, criticar es jugarse la carrera. Y el artículo 128, numeral 1, letra e, de la Constitución es claro y preciso. El jefe de Estado debe leerlo.
Y es precisamente el presidente Abinader quien debe explicar ¿qué pasó ahí?… y por qué sigue sosteniendo en la dirección policial a una figura que ya cumplió sus dos años reglamentarios y cuya principal herencia ha sido:
- escándalos,
- caos administrativo,
- crisis interna
- y una institución cada vez más desacreditada.
La nómina la emite la propia Policía Nacional. Y va firmada por su director. (artículo 28, numeral 3). Un director que —según oficiales consultados— sigue en el puesto en violación a la Ley Orgánica. (Ver su artículo 23), situación que vuelve todo este episodio todavía más caliente y más sospechoso.
Lo que sí está claro es que el malestar está al rojo vivo.
Agentes de todos los rangos están agotados, tensos y totalmente decepcionados.
“No queremos saber nada del mayor general Guzmán Peralta ni de su cúpula”, dijo un oficial, agregando que: “La paciencia se acabó, lo que ha ocurrido es insólito!
Y si la paciencia se acabó dentro… imagínese afuera.
Unos 17 generales —activos y en retiro— consultados por ¡Cógelo Picante! soltaron una bomba que está dando de qué hablar: exigen que el presidente Luis Abinader prohíba de inmediato la venta de uniformes, insignias y pertrechos policiales y militares en establecimientos civiles.
Aseguran que esa práctica no solo alimenta corrupción y descontrol interno, sino que además facilita que bandas armadas usen ropa oficial para cometer fechorías, disfrazados de autoridad.
Pero los generales no se quedaron ahí: piden que ningún civil pueda usar gorras, insignias o indumentaria parecida a la militar o policial, “porque eso abre la puerta a que cualquiera se haga pasar por lo que no es”.
También advierten que los policías municipales y los vigilantes privados no deberían vestir uniformes similares a los de la Policía Nacional, porque esa “cercanía visual” —según ellos— es caldo de cultivo para imitadores criminales.
Rematan diciendo que el Estado debe retomar el control del suministro oficial, “como antes”, para cerrar de raíz el mercado de artículos militares y policiales en la calle.
La sentencia del Tribunal Constitucional sigue caliente, atizada con más gasolina al fuego… sigue ardiendo la controversia de ese organismo que reconoce derechos para que policías y militares puedan tener parejas del mismo sexo.
Los generales consultados califican la decisión de “explosiva” y aseguran que generará “situaciones delicadas dentro de los cuarteles”.
¡El caos vial! El desorden en las calles continúa dejando un reguero de accidentes mortales. Expertos consultados afirman que el Gobierno debe colocar al frente de la Digesett a un oficial realmente capacitado en tránsito y movilidad, y no —según ellos— “a reciclados de gestiones anteriores”. A oficiales que fueron echados por «cosas raras» y retornaron como directores, creyéndose los héroes.
Aseguran que desde finales del 2018, el caos se ha multiplicado, y precisamente, la falta de profesionalización y gerencia en la entidad es una de las causas principales del desorden vial.
El ruido por narcotráfico que salpica al PRM. Y otro tema pica más todavía son los casos recientes de narcotráfico manejados por autoridades estadounidenses, pues muchos de los implicados eran dirigentes o allegados del PRM. Sin embargo, el presidente de ese partido, José Paliza, se ha desvinculado alegando desconocimiento.
Entonces surgen las preguntas calientes:
- ¿Y la depuración de candidatos que él mismo anunció con bombos y platillos?
- ¿Falló o fue solo otra promesa lanzada al viento?



