POLITICA

Sobre la representación de la provincia Duarte en la DP de nuestro partido  

 

Por David Vásquez B.

A raíz de las recientes elecciones internas para conformar la nueva Dirección Política, me permito expresar lo siguiente:

Me solidarizo plenamente con el licenciado Enmanuel Trinidad, quien ha manifestado su legítima inconformidad ante el hecho de que, pese a haber obtenido una votación significativa durante el Congreso Elector Manolo Tavárez Justo, no haya sido tomado en cuenta para integrar dicho órgano.

Resulta preocupante observar que otros compañeros con una menor cantidad de votos sí fueron seleccionados por designación directa, entre ellos el general (r) Pedro de Jesús Candelier y otros dirigentes.

El licenciado Trinidad, con méritos acumulados dentro y fuera del partido, constituye un ejemplo de compromiso, lealtad y trayectoria. Su exclusión evidencia que el esfuerzo político y la dedicación no están siendo valorados con la justicia y la equidad que merecen.

Asimismo, deseo llamar la atención sobre un hecho aún más preocupante: la provincia Duarte, que aporta aproximadamente un 10% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y que representa uno de los pilares políticos y económicos de la República Dominicana, no cuenta hoy con ningún representante en la Dirección Política de nuestro partido, encabezado por el doctor Leonel Fernández.

Mientras tanto, la provincia Hermanas Mirabal, con una incidencia política, económica y social considerablemente menor, posee tres representantes en ese órgano. Esta evidente desproporción debe llevarnos a una reflexión profunda sobre los criterios de racionalidad y equidad utilizados para conformar la dirección política. La provincia Duarte merece y exige una representación justa, proporcional y acorde con su peso histórico y su contribución al país.

La exclusión de Duarte no solo es injusta: desconoce la tradición de compromiso, sacrificio y liderazgo que ha caracterizado a esta provincia en los momentos más decisivos de la historia nacional.

Duarte ha estado presente en todas las luchas por la democracia: la Guerra de la Restauración, la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el levantamiento de 1963 para la reposición del profesor Juan Bosch, la gesta de abril de 1965 y la resistencia contra la dictadura balaguerista. Numerosos duartianos han entregado sus vidas en defensa de la libertad, la justicia y la dignidad del pueblo dominicano.

Por todo lo anterior, el aporte histórico, político y económico de la provincia Duarte no puede ser desconocido. Su presencia en la dirección política del partido no es una solicitud coyuntural, sino un acto de justicia y reconocimiento a una trayectoria que honra a todo el territorio nacional.

Finalmente, advertimos que la ausencia de Duarte en la dirección política podría impactar negativamente la cohesión interna y el desarrollo organizativo del partido, debilitando la confianza y el entusiasmo de una de las provincias que más ha contribuido al fortalecimiento de la vida democrática del país.

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