
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Ante todo, gracias a Fr. Bernardo Sastre Zamora, otro servidor del Espíritu Santo, que nos sirvió hoy de inspiración.
Definitivamente que, para comprender las cosas de Dios tenemos con mucha humildad que, pedirle sabiduría divina (Sab 9).
Es la Sabiduría un don que ilumina el plano divino y que nos ayuda a comprender lo que Dios quiere de nosotros (Sab 9)
Nadie por más estudioso e inteligente que sea, va a lograr ordenar su vida sino le da participación a Dios, pues con solo el esfuerzo humano no es posible alcanzar vivir en armonía, paz y con felicidad.
La Sabiduría Divina es un regalo necesario y valioso, un don imprescindible para ordenar nuestra vida cristiana conforme al amor divino.
Nuestro pensamiento es fuerza y poder para alcanzar lo que queremos, pero está condicionado por el cuerpo y las influencias de lo terrenal; humanamente somos limitados, y necesitamos de la fuerza que viene de lo alto: la pasión que nos infunde el Espíritu de Dios. Dios se nos revela, nos habla de forma cercana, adaptándose a nuestra condición humana, y nos concede los recursos y herramientas para poder llevar una vida próspera y feliz.
Pero la sabiduría es una opción, para quienes la piden por seguir los caminos de Dios, elevando nuestro compromiso religioso, moral y social, renunciando a afectos, valores y proyectos que se oponen a las normas de Dios, y esto pasa por una batalla interior, una ineludible lucha espiritual. Si bien la entrega al plan de salvación del Señor conlleva esta pugna, a su vez conduce a la amistad con Cristo: paz profunda, luz imperecedera.
El Señor, es nuestro refugio ante la fragilidad de la vida, lo vemos en el salmo 89: «Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación»
Este Salmo nos recuerda que, frente a la fragilidad y la brevedad de la vida humana, Dios es nuestro refugio constante y seguro, a lo largo de todas las generaciones. Aunque sintamos que nuestra existencia es efímera como la hierba o una vela nocturna, la misericordia de Dios, dispensada por su fidelidad, perdura por siempre.
Este salmo nos invita a confiar en el amor protector del Señor, a buscar en Él la fortaleza para vivir con sentido y esperanza, especialmente en los momentos de incertidumbre. Para el creyente Dios se convierte en el ancla firme que sostiene nuestra vida, y esto nos llena de paz y alegría, de gozo y felicidad.
Pero para esto tenemos que seguir el ejemplo del amor cristiano que transforma y libera, tal como nos lo explica la carta a Filemón. En esta carta, Pablo nos muestra cómo el amor cristiano transforma las relaciones humanas, desafiándonos a vivir una comunidad basada en el respeto y la igualdad en dignidad, donde las barreras culturales, de causa humana, se disuelven en un amor superior: la gracia de Cristo Jesús. La fe no solo transforma el corazón, sino nuestra vida moral en general, según el ideal del Evangelio. Y es que Cristo, por su Espíritu, renueva nuestras actitudes y relaciones y nuestro mundo interior termina teniendo efectos externos.
Terminan las lecturas de hoy con el Evangelio de Lucas 14:
«Quien no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío» , pero no lo enfoquemos como bienes materiales, tenemos que renunciar a la comodidad, a la avaricia, al orgullo, a la falta de perdón, a la envidia, a los juicios a los demás, al chisme, a la indiferencia frente a las necesidades de los demás.
Entonces Víctor Martinez te garantiza que, podremos decir que estamos actuando con Sabiduría Divina.
Gracias a nuestra hermana Matilde Farach por hacer posible que este mensaje llegue a todos los rincones del mundo.
Hasta la próxima.