
Mensaje 4202
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Para la Iglesia católica, se trata de una conmemoración, como un recuerdo que la Iglesia hace en favor de todos los que han muerto en este mundo (los fieles difuntos), pero aún no pueden gozar de la presencia de Dios, porque están purificando, en el purgatorio, los efectos que ocasionaron sus pecados.
Este día, los creyentes ofrecen sus oraciones (llamadas sufragios), sacrificios y la misa para que los fieles difuntos de la Iglesia purgante terminen con esta etapa y lleguen a la presencia de Dios. Hay, pues, una gran diferencia en la fiesta del día primero y el ambiente de oración y sacrificio del día dos.
Aunque la iglesia siempre ha orado por los difuntos, fue a partir del 2 de noviembre del año 998 cuando se creó un día especial para ellos. Esto fue instituido por el monje benedictino San Odilón de Cluny. Su idea fue adoptada por Roma en el siglo XVI y de ahí se difundió al mundo entero.
Después de escribir mi libro: “Soltar con Amor”, he aprendido a ver todo lo que se trate de nuestros seres de luz, hermanos que han partido al Reino de los Cielos, de manera muy diferente.
Hoy es un día hermoso, pues generalmente hasta quienes tienen en el olvido a sus familiares transformados, lo recuerdan, con sus oraciones, Misas, flores, visitas al sepulcro santo, etc.
Pienso que una de las más hermosas formas de recordarlos pudiera ser con una Cena Familiar, que además de conversar de ellos, ver fotos, videos, orar por ellos, compartimos, nos perdonamos, nos unimos, intercambiamos buenos deseos y lo hacemos sentir más felices donde quiera que se encuentren, esto según la creencia de cada cual.
No hay mayor felicidad para unos padres, por ejemplo, que ver a sus hijos unidos, ¡ah! y si estamos fuera del país nos unimos por video llamada.
Víctor Martinez desea compartir con ustedes este hermoso escrito de San Agustín:
“No lloren si me amaban. ¡Si conocieran el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieran oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieran ver con sus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieran contemplar como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Créanme: Cuando la muerte venga a romper sus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, su alma venga a este Cielo en el que les ha precedido la mía, ese día volverán a ver a aquel que los amaba y que siempre los ama, y encontraran su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverán a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con ustedes por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Amén.”
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Matilde Farach.
Hasta la próxima.



