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Preocupado por mi Iglesia

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Mensaje 4239

 

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Salmo 26. El Señor es mi luz y mi salvaciónHe tenido la oportunidad de observar desde lejos los movimientos, comportamientos y situaciones de mi Iglesia, sin estar involucrado, ni ser partícipe de los mismos, de una manera imparcial y sin fanatismo.

Declaraciones de ministros, comportamientos improcedentes incluso contra sus mismos obispos, sacerdotes y diáconos, entre ellos, violentando, por cierto, los mandatos del Señor, entre otras muchas situaciones, en fin, un ambiente competitivo, de rivalidades y apostando siempre al fracaso del otro.

Todo esto, en la Viña del Señor. Me pregunto, ¿Qué está pasando? ¿Qué no se está haciendo bien? ¿Cuáles son las influencias negativas que están incidiendo en esta falta de lealtad, de solidaridad, de compañerismo, de un comportamiento que refleje que somos verdaderos apóstoles del Señor, buenos cristianos?

¿Acaso el demonio está dentro? ¿No estamos usando suficiente incienso, óleos sagrados, ceremonias adecuadas, no se está orando lo suficiente y se le está dando prioridad a cosas mundanas? ¿Es que el budú y todo lo que acompaña esas corrientes están generando el mal para destruirnos? ¿Ya los despojos, exorcismos e invocaciones se han dejado de hacer? En verdad no sé.

Pienso que debemos revisarnos, invocar la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en un ambiente de santidad, de solidaridad, de amor, con ayunos, abstinencias y sacrificios.

Bien nos dice la Palabra de Dios, que vendrán los tropiezos, pero nos advierte que no seamos motivo de escándalos en Lucas 17, así como en la 1 Timoteo 4 nos dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”

Siempre la Iglesia se ha mantenido en perfil bajo con sus situaciones por resolver, sin escenificar circos, y esto no significa que yo esté de acuerdo con tapar lo mal hecho, hay situaciones que deben llevarse a las últimas consecuencias, pero me refiero a los chismes de iglesia, a las rivalidades entre sus ministros, a las actitudes de muchos sacerdotes frente a sus feligreses y sus mismos compañeros.

La falta de humildad, la prepotencia, la deshonestidad, la altanería por parte de algunos, creyéndose más santos que los demás, el querer asumir el papel de Dios juzgando, todas son actitudes muy lejanas a lo que es un verdadero ministro de Dios, servidor de Dios. Actitudes que cada día más alejan a los feligreses.

Las Iglesias católicas o no, que reciben millones del estado para callar, que disfrutan de millones en exoneraciones exageradas sin necesidad, que les encantan recibir dádivas del gobierno, y bailar pegao con el que está de turno, no merece llamarse Iglesia de Jesucristo.

Hoy pido a Dios Todopoderoso tener mucha misericordia de mi Iglesia y si bien es cierto que al ser fundada sabíamos que estaría en manos de pecadores, no es menos cierto que de innumerables formas el Señor nos dejó bien claro que, “quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes y les ha dado ejemplo para que sigan sus pasos.”

¿Nos estamos dejando guiar por el Espíritu y siguiendo los pasos de Jesús? “Quien tenga oídos para oír, que oiga” Marcos 7.

No eran perfectos, pero extraño la hermandad, espiritualidad, solidaridad, sabiduría y trato fino y cortés de mis amigos, cuando eran pastores que lidereaban nuestra Iglesia: Nicolás, Amancio, Pepén, Priamo, Arnaiz…

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Gisela Romero.

Hasta la próxima.

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