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Evangelio: San Lucas 10,1-12


Jueves 5 de Octubre  2017.

Evangelio:
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.» Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ‘¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca’. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. 

Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN:

Salud y paz.
El reino de Dios llega a todos los corazones que reciben la Palabra, Jesucristo, y dejándose cuestionar por Él, emprenden el camino hacia la vida nueva en la gracia y paz que nos da el Señor. 
Llenos de la paz de Dios, y transmisores de ella, constructores de ambientes habitables pata los seres humanos, en medio de tantas contaminaciones de ruidos, violencia, prisa, pérdida de identidad,  desconfianza y soledad interior: somos mensajeros del reino de Dios.
Este jueves Eucarístico y Sacerdotal, nos invita a la oración intensa al Señor Jesús, ante tantas carencias y sufrimientos, la mies es mucha y los obreros son pocos; Señor Jesucristo, sigue motivando en los corazones jóvenes, vocaciones sacerdotales y a la Vida Consagrada para continuar edificando tu reino;  reino de paz y justicia, de amor y perdón, tu reino Señor, tu reino Señor. 

¡La santidad y la paz sean el adorno de tu casa!

P. Arístides Jiménez R.

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