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Consternación y mucho dolor deja tragedia en iglesia de Texas

Suben a 26 muertos en tiroteo, 20 heridos
TEXAS.- La pequeña iglesia de paredes blancas, ubicada en un humilde pueblo rural de Texas, que los feligreses exhiben con orgullo como el corazón de su comunidad, fue el escenario donde un hombre armado comenzó a disparar contra la gente, matando a por lo menos 26 personas e hiriendo a unas 20.
La tragedia ha dejado consternación y mucho dolor.
El pastor Frank Pomeroy solía subir sus sermones a Youtube, y el último fue hace una semana, uno en que trataba de explicar que hay que respetar la voluntad de Dios.
Su hija fue una de las víctimas del tiroteo el domingo.
Este lunes, la iglesia First Baptist Church en Sutherland Springs, Texas, estaba rodeada de policías y detectives, locales y federales.
Una mujer con ocho meses de embarazo estaba entre las víctimas del tiroteo en la iglesia, informó uno de sus primos.
Crystal Holcombe estaba entre las 26 personas acribilladas, dijo su primo, Nick Uhlig.
Uhlig relató que también murieron los suegros de Holcombe.
Tres hijos de Holcombe perdieron la vida también.
«Ella no tomaba, no fumaba, no hacía nada malo”, dijo Uhlig. «Cuidaba de sus hijos, cuidaba de sus cabras, fabricaba queso casero. Ni siquiera salía a bailar, era una mujer de tradición, una mujer sencilla”.
El suegro, Bryan Holcombe, iba a las cárceles a darles ánimo a los presos, añadió.
Las edades de las víctimas oscilaban entre los 5 y los 72 años, informó la policía, sin dar detalles de inmediato.
Un hombre del vecindario, Earl Good, de 68 años, dijo al diario San Antonio Express-News, que un amigo de él perdió ocho familiares en el asalto.
Otra víctima era Annabelle Pomeroy, de 14 años, hija del pastor de la iglesia, Frank Pomeroy. Tanto él como su esposa estaban de viaje, en diferentes estados, en ese momento.
“El Cielo tiene hoy a un bello ángel junto con muchos más”, lamentó el tío de la chica, Scott Pomeroy, en su página de Facebook. Colocó allí una foto de la joven sonriente, al lado de una piscina.
Todas las víctimas, comentó, “respiraron el aire sucio por última vez y por primera vez respiraron el aire celestial, ya no hay dolor, ya no sufren”.
Otra víctima fue la ahijada de Amanda Mosel, quien tenía 13 años, dijo Mosel.