
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Definitivamente que el matrimonio para nosotros los cristianos, católicos tiene una connotación muy especial, no solo reconocemos aquel gesto sagrado de Dios en el que de una costilla del hombre crea a la mujer, (Génesis 2), para que sea su compañera, y de esa manera iniciar el gran proyecto humano de formar a la familia, sino que también nos enfrentamos a un Jesús que, reclama la actitud de Moisés al dar un acta de repudio, divorcio, y que recalca que “lo que Dios unió no lo debe separar el hombre”, pues a partir de la unión matrimonial ya son una sola carne. (Marcos 10).
Tema controversial, pero que tenemos que aceptar como bueno y válido.
Pero… ¿qué es lo que une al hombre y la mujer?, ¿las relaciones sexuales que los convierte en una sola carne?, ¿el sacramento del matrimonio celebrado por un ministro? o ¿el verdadero amor, puro, maduro, capaz de soportarlo todo y perdonarlo todo, como nos dice Corintios 13? ¿Quién decide si en esa unión matrimonial se dieron las condiciones reglamentarias, desde el punto de vista legal, ético, moral, religioso, psicológico y emocional?
¿Quién determina luego la nulidad de una relación matrimonial y con qué ligereza se han estado reconociendo nulidades matrimoniales en Mi Iglesia Católica?
¿Cómo sabemos si hay un verdadero amor entre esos dos que, ante el altar solo están pensando en la sociedad, en el figureo, en la vanidad y están tan lejos de la verdadera presencia de Dios en sus vidas?
“Lo que Dios unió que…” ¿cómo los unió Dios? ¿Quién es testigo de esa unión?
Es ahí donde entra en juego la conciencia del ser humano, pues a Dios no lo podemos engañar y si hemos hecho una falsa matrimonial que luego queremos reclamar como matrimonio nulo, el pecado es doble, pues estamos agregando, además, el engaño y la burla a Dios, casi ha sido blasfemia ante el Espíritu Santo, imperdonable.
Y, como cada cabeza es un mundo y Víctor Martínez no es quien, para estar juzgando, y menos aún en este tema, invito a cada quien, a encontrarse en la profundidad de su ser, donde está Dios, y analizar a la luz del evangelio su caso particular, si es que usted se ve en una situación matrimonial así.
El matrimonio es de doble vía, si uno de los dos no quiere, provoca el rompimiento, no ama, engaña, maltrata, humilla, se desenfoca, frente a un divorcio, la otra persona se convierte en la víctima, entonces… ¿es justo que viva alejado de Dios, de la Iglesia, de sus sacramentos?, ¿señalado por los demás?, ¿que no pueda rehacer su vida afectiva, amorosa, que se tenga que condenar a la infelicidad?, pues no.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido de nuestra hermana Matilde Farach.
Hasta la próxima.