ACTUALIDADNACIONALESOPINION

Los riesgos de ser la ley

Las calles están preñadas de delincuencia y también lujosas edificaciones, dónde se guarecen figuras que se consideran «al margen de toda sospecha».

Recientemente, un alto oficial de la Policía Nacional cayó en Baní, a manos de operadores de un punto de drogas, mientras supervisaba la zona.

Aplastar la delincuencia donde se esconda es un deber de las autoridades, y aunque siempre el peligro acecha, estar alerta en la oscuridad o sinuosidades de la vía es una necesidad.

La muerte de un oficial ¿fuera de servicio? preocupa, así como se lamenta la de cualquier ciudadano, y nada justifica un crimen

Nadie ignora que se impone frenar la epidemia de delincuencia, así como consideramos que al calor del momento los excesos en el vocabulario oficial.

Una pregunta tonta ¿la DNCD no funciona en Baní, o los agentes policiales eran una especie de avanzada de ellos?

Algo si está claro, cualquiera que haya saludado o conversado con gentes del punto de drogas, el fantasma del intercambio de disparos ronda su vida.

El primer coronel policial cayó en tiempo de Figueroa Agosto, un delincuente ¡fugado! de Puerto Rico y que novio drogas a granel, mientras ahora, otro alto oficial, reemplazando o actuando fuera de sus funciones, pierde la vida en un punto de drogas.

Un punto de drogas no se supervisa, se destruye, pues no se trata de una empresa donde el dueño vigila, tampoco se trata de regulares visitas a los destacamentos… aquí hay zonas oscuras a poner en claro por la imaginación popular.

Mientras, y para dar luz a la DNCD y a los investigadores policiales, la fiscal de Baní afirma que todo saben dónde están los puntos de drogas, ya que se trata de un secreto a voces.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba