Reflexiones: Milagros en nuestras vidas

Hola amigos, ¿qué tal? María, la madre de Jesús nunca esperaba que se le apareciera un ángel y le preguntara si quería ser la madre de Dios. Confundida, asustada, impresionada, incrédula tal vez, hacía preguntas, una podría ser: “¿cómo puede suceder esto si no estoy casada, ni tengo relaciones sexuales?”
Me imagino que aquel diálogo extenso y misterioso ante lo desconocido no fue fácil para María, sin embargo, concluyó con una expresión que mostraba su disposición de confiar plenamente en el Señor: “Hágase en mí, según la voluntad de Dios.”
Víctor Martínez da gracias porque no existía Centro de Psicología Familiar, ni psiquiatras, ni psicólogos, ni Centros de Salud Mental, pues tal vez la suerte de María y de la humanidad, hubiese sido otra, aunque para Dios, no hay nada imposible.
Debe María de la Altagracia recordarnos hoy que debemos aprender a aceptar con gozo y con amor lo que Dios elija para nosotros, aceptando su voluntad y confiando que cada día es un milagro que debemos descubrir, buscando el rostro del Padre.
Hasta la próxima.