Hiroshima, 74 años después
Por Augusto Álvarez
Y de pronto, el suelo asfaltado de Hiroshima al igual que otro aún virgen, comenzó a convertirse en inmensa fosa donde los que fueron vida caían sepultada…
Era el sexto día de agosto de 1945,y apena los ciudadanos ponchaban para empezar sus labores, cerca de las 8am,y de repente, el fantasma de la muerte torció el ritmo de la historia.
Un inmenso pájaro de acero, dejó caer sobre esta pujante ciudad japonesa, la bomba atómica para detener la movilidad de la armada nipona y poner fin a la segunda guerra mundial.
Al momento de sembrar de cadáveres a Hiroshima (matando en un abrir y cerrar de ojo) a la mitat de su población, y pese a la rendición de los nazis-fascistas, Japón seguía luchando.
Fue entonces, tres días después, cuando al observar el despliegue, la «liberación y/o ocupación» de territorios por los soviéticos, que el presidente H. Truman ordena lanzar otra bomba.
Tocando a la también ciudad japonesa de Nagazaki, sepultar a miles y miles de seres inocentes, víctimas del terror de Estado.
Hiroshima y Nagazaki se han reinventado, han resurgido sobre sus muertos a la distancia histórica, dejando un dolor imborrable en los nipones.
Quizás, perdido en la geografía de Japón, aparezca alguna criatura extraviada, que a raíz de que el genocidio llegara desde la altura, esa inocencia se encontraba en otra apartada zona, entonces ahora, la criatura tendría por encima de 80 primaveras.
