Pa’ que sepa mijo…
El padre, un hombre de campo y de pelos en el pecho, al cumplir su único varón los 17 años, lo llevó al tribunal.
Quería hacer de él un hijo ejemplar para la sociedad, y a la salida de la oficina expedidora de la certificación, así le sermoneó.
Según la ley, casi, casi somos iguales, entiendes, casi, pero con el tiempo tendrá que graduarte de hombre.
Ese documento, esa cédula te permitirá adquirir, trabajando duro, el sostén familiar para tu familia cuando la tenga, también será la garantía de ser un ciudadano.
Y muchos ojos, cuídate de no dar un mal viraje por esos caminos sinuosos de la vida, porque al confundir la ruta, el esfuerzo de tu padre se perdió en tu mundo.
Un consejo mijo, obedece siempre al llamado de la ley, si una autoridad te registra, trata de que testigos estén presentes y esa representación legal, tenga las manos limpias antes de registrarte, así se evitan inconveniente.
Como padre, aspiro asimile mis ejemplos, marchando directo por los caminos de la vida ¿qué te gustaría ingresar a la actividad política?
Entonces, al nacer en las entrañas del pueblo, te diré no lo intente, si no dispone de millones para una regiduría, pues te pedirán explicar quién costea tus aspiraciones…
El dinero fácil huele a peligro, mijo, evítalo, salve que provenga de esa trampa legal que es el juego que la ley patrocina.
