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La delincuencia prosigue acabando

Por Augusto Alvarez

La delincuencia (multilateral) prosigue acabando, agregando a su listado de víctimas, a un mayor policial y a un pequeño inocente, de tan solo tres años.

Se trata del oficial José Dolores Cuevas, asignado a la seguridad del Gobernador de Barahona.

¿Recuerdan quiénes dispararon sobre un oficial al servicio de la familia presidencial, en Santo Domingo Este? Delincuentes motorizados.

En ocasiones nos sorprendernos por la facilidad con la cual se obtiene un arma en Estados Unidos. Pero, ¿silenciamos la proliferación en manos de la delincuencia en nuestro país?

Si tener un arma no da seguridad, ningún oficial estaría entre las víctimas de la delincuencia.

Y el oficial policial no cayó sólo, pues la delincuencia sin freno también mató en el sector Valiente, a quien apenas aspiraba vivir.

Estas muertes fueron prologadas, allá en la provincia natal del presidente, San Juan de la Maguana, cuando el uniforme gris, a ritmo de armas, sembró la muerte, hiriendo dos niños que estaban sentados, en un aula de clase, recibiendo docencia.

En los hechos luctuosos que reseñamos, observemos la falta del Ministerio Público y la Policía Nacional.

Se recuerda que el matador de la doctora Anabel González, pese a tener fichas, portaba un arma legal.

En cuanto al sargento policial que ejecutó a su propia madre, sobre él pesaba una orden de alejamiento, de no acercarse a su propia madre, de la cual la Policía “no estaba informada”.

Ningún individuo, con prohibición de acercarse a su madre, por ser violento y haberla amenazado, era digno de pertenecer a una institución como la Policía Nacional, que surge para garantizar el orden, no la inseguridad.

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