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Periodista hasta la muerte… ¿comunicadora? Jamás  

Por Claudia Fernández

Cuando inicié mis pasos por el periodismo de la mano del padre del periodismo moderno del país, Don Rafael Herrera, director del Listín Diario, mediados los 80, específicamente 1986, siempre pensé con orgullo lo que significaba ser periodista en esa época, ya que la década anterior fue la de los mártires de la profesión.

Uno se entregaba con pasión, alma y corazón a buscar la información para ofrecerla con la mayor veracidad, claro siempre con una que otra opinión, porque no podía faltar y don Rafa decía el periodista que no opina y solo plasma lo que ve, no es periodista, tiene que darle su toque y su sabor particular para que la gente quede atrapada.

Hasta 1989 estuve en esos aprestos en el Listín, sin dejar mi trabajo de correctora que para eso me pagaban un salario. Los trabajos eran a destajo, 15 y 20 pesos dependiendo del interés que generara, pero era feliz. Había encontrado mi vocación real. En 1989, el hermano del Listín Diario, el vespertino Ultima Hora me solicitó como periodista para la sección de Sociales y Farándula y fue el colmo de la felicidad.

Años más tarde y después de una tragedia personal que me saco por mas de un año de los medios, fui a solicitar trabajo en el periódico Hoy, y don Cuchito Álvarez Dugan, me aceptó de inmediato. Había leído mis trabajos del Listín, Ultima Hora y La Noticia, nombrándome parte del equipo de Investigación de ese prestigioso periódico y de El Nacional.

De ahí paso al periódico El Siglo, cuatro años después de laborar como investigadora y periodista de planta en los medios mencionados. En este periódico terminé de pulirme. Cubrí fuentes que nunca había conocido, pero el afán de la verdad y de mostrar las cosas como realmente son, sin dejar de poner parte de mi en el trabajo me hicieron valorar aún más la profesión. Para volver de nuevo en 2003 al Listín, bajo la dirección, en ese momento, de Emilio Herasme Peña, periodista de los pies a la cabeza, como reportera de investigación en el área histórica, en donde dure un año.

¿Por qué hago este recuento? Porque si a alguien se le ocurre, por casualidad decir la comunicadora Claudia Fernández, tenga por seguro que lo escupo y hasta su “pescozá” le sale. Ver como en estos tiempos cualquiera que habla cualquier barrabasada por radio o televisión, ya medio escrito es diferente, todavía existe“prigilio”, ética en los medios escritos.

Por qué decirle comunicador o comunicadora a quien tiene un programa para decir lo primero que se le venga en ganas, denigrar, patear reputaciones hechas al calor del riesgo y el peligro, sin importar lo que pasará, solo por el simple deseo de informar y decir la verdad, eso es periodismo, ya sea radial, escrito o televisivo, no la porquería en que se han convertido estos medios que sirven de simple zafacón de personas con todos los complejos del mundo, que se creen que porque pagan un espacio tiene carta blanca para enlodar a personas que hicieron, hacen y han hecho un periodismo serio, profesional.

Entonces creo que el que lea esto, entenderá por que si me dicen comunicadora hago lo que dije y hasta demanda por ofensa publica y a mi honra. Años de ejercicio profesional se van por la borda por el surgimiento de una nueva raza de “comunicadores”que además de no comunicar nada, pues ni mensaje dejan a la sociedad, tienen un vocabulario grosero y unos movimientos “caderiles” sumamente vulgares, que hubiera querido en su momento Mayra El Ciclón del Caribe, celebrevedette dominicana, sin la vulgaridad, por supuesto, de estos. ¿A dónde llegaremos Señor?

Una pregunta al margen y como quien no quiere la cosa, ¿continúa existiendo la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía? ¿Por qué su director no pone las cosas en contexto? Existe un Reglamento que impone normativas y reglas claras.¿O es que estos “comunicadores”son tan poderosos que están por encima del bien y del mal? Si es así, que Dios se apiade de los verdaderos PERIODISTAS.

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