Presentes en el recuerdo

Por Augusto Álvarez
La tranquilidad relativa marcó la fecha con la cual recordamos a nuestros seres que nos dieron la vida.
Una lágrima no es suficiente a la hora de inclinarnos reverente a meditar ante una tumba que nunca debió existir.
Una especial mujer, una dama a la hora de ejercer su papel de madre, esa era ella: toda entrega.
Mientras él, forjado en el cuaquerismo para sostener el hogar, descansa (quién sabe si en diferente hueco), tal vez, al igual que a sus iguales, en un mundo denominado Necrópolis.
Madres recordadas con especial amor, tíos y otros extraviados en el tiempo, constituyen luces conductoras para quienes aprendieron de ellos el buen ejemplo.
Entre quienes hoy están en ese lugar final como lo es el cementerio o necrópolis, muchos merecen ser recordados con orgullos, otros, quizás por haber sido sembradores de maldad y muertes.
Entre los gloriosos desaparecidos, destacan los caídos por las libertades, solidarios de quienes combaten por la vida, es decir, nuestros familiares, que son los tuyos y los de todos.
Así recordamos a quienes se fueron a explorar el extraño camino de los que jamás regresan.