Los diamantes ¿son eternos?
Por Augusto Álvarez
Nos picó el gusanito de la curiosidad, el vergonzante e inexplicable barbarismo de los agentes policiales contra los campesinos peregrinos de El Seibo.
La extensión de los funcionarios, más allá de lo que se indica en las leyes, nos recuerda una supuesta previsión trujillista.
¿Quién dio la orden para maltratar a indefensos trabajadores de la tierra, así como a religiosos?
La real o supuesta previsión del tiránico régimen de Rafael Trujillo, dicen que consistía en firmar su renuncia, antes de ser nombrada la persona en un cargo público.
Esto, a propósito de inamovibles servidores del Estado, a los cuales (es lo que se percibe) se les entregó la lámpara de Aladino.
Al tener aspiraciones de dirigir, extraños intereses asoman en las distintas instituciones, en donde la propia ley, regula y condiciona el mandato.
Por ejemplo, en el caso del cuerpo de orden público, conforme su propia Ley Orgánica 590/16, del 15 de julio del 2016, es tiempo de ir recogiendo, pues otros empujan ¿ellos provocaron a los peregrinos?
¿Y qué dice esa Ley?
«Artículo 23. Designación. Es atribución del Presidente de la República nombrar como Director General de la Policía Nacional a un oficial general policial activo, quien ostentará, durante el ejercicio de la función, el rango de Mayor General.
Párrafo: La designación del Director General de la Policía Nacional se hace por un período máximo de dos (2) años, sin perjuicio de la potestad del Presidente de la República de disponer su separación anticipada.
Artículo 25. Cese de funciones. El Director General de la Policía Nacional, al cesar en sus funciones pasa automáticamente a situación de retiro.»
El director debe abrir bien sus ojos y evitar, que motivado por esos artículos, quieran pescar en río revuelto.
Quienes recuerdan la actuación policial en los días en que resultó herido Agripino Núñez Collado, no ignoran cual fue la reacción del presidente, el doctor Joaquín Balaguer.
Es precisamente al recordar la historia, que entendemos importante al caso de los campesinos peregrinos y la brutal actuación de los agentes del cuerpo de orden.
Esa situación no debe repetirse.
