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Violencia de género o ‘pan nuestro de cada día’


Por Kelvin A. Alcántara


SANTO DOMINGO, R.D.- Los maltratos a mujeres se ha convertido ‘en el pan nuestro de cada día’.

El país está aterrado por los asesinatos de mujeres.

Los verdugos siempre resultan ser parejas o ex parejas.
Este tema debe ser tratado con responsabilidad por las autoridades competentes, no a través de los medios de comunicación.
A los casos de mujeres maltratadas debe dársele un tratamiento muy especial,  sin debilidades.
Entre los representantes del ministerio público, especialmente, hay muchas debilidades,  porque están tratando este tema con suavidad, conciliando, dando órdenes de alejamiento, lo que constituye un gran error, pues eso nunca se cumple.
En materia de violencia, el ministerio público, al igual que en la lucha contra la corrupción, también se quemó.
Pero hay algo más, el tema de la violencia no puede tratarse con discriminación. Es decir, no debemos hablar de violencia contra la mujer, sino, de violencia de género.
El ministerio público no tiene capacidad para enfrentar y erradicar la violencia de género. Eso sería tirarle piedra a la luna.
El ministerio público, si realmente quiere enfrentar la violencia de género, debe auxiliarse de las iglesias, de las juntas de vecinos, de los dirigentes comunitarios, de los clubes, de las asociaciones de amas de casa.
Los locales de esas entidades, así como los planteles escolares, deben ser escenarios de frecuentes talleres sobre violencia de género.
Otra cosa. No debe de hablarse tanto de “feminicidio”, porque la publicidad trae más violencia.
Por cierto, el término “feminicidio” no está plasmado en nuestro Código Penal. Por tanto, en República Dominicana lo que hay es asesinato de mujeres, ni siquiera homicidio, porque en estos casos siempre están presentes los elementos constitutivos, que los convierten en asesinatos. No en “feminicidio”.
La causa principal de asesinar a mujeres en República Dominicana, no es por ser mujer, sino, por problemas pasionales. Por celos. 
El sonado caso de Emely Peguero, por ejemplo, fue un asesinato que se produjo para evitar que pariera a su bebé.
La muerte de una contable en Miches no fue un “feminicidio”, ni un homicidio, fue un asesinato, motivado por celos, porque esa joven mujer no quería estar con quien fue su pareja y, finalmente, su verdugo.
Por cierto, ese crimen pudo evitarse. Este digital supo que el padre del asesino, que posteriormente se suicidó, tenía conocimiento de los planes de su hijo. Incluso, le había quitado un arma de fuego que este portaba. Y hay algo más… Pero lo dejamos ahí, por el momento.
En definitiva, el “feminicidio” es definido como un crimen de odio, que consiste en asesinar a una mujer por el hecho de ser mujer.

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