REFLEXIONES: No le cierres la puerta en la cara

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Hola, amigos, ¿qué tal? Nos dice la lectura de hoy que el Verbo o sea la palabra creadora de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 14). Esa Palabra, que mora en el cielo, es decir, en la dimensión de Dios, ha venido sobre la tierra para que podamos conocer, escuchar y tocar con las manos el amor del Padre.
La Palabra de Dios es su Hijo Unigénito, hecho hombre, lleno de amor y de fidelidad, es el mismo Jesús.
Al don del amor de Dios se contrapone la no aceptación por parte de los hombres. La Palabra es la luz, y a pesar de ello los hombres han preferido las tinieblas; la Palabra vino entre los suyos, pero ellos no la han aceptado. Le han cerrado la puerta en la cara al Hijo de Dios.
Es el misterio del mal que amenaza nuestra vida y que requiere por nuestra parte vigilancia y atención para que no prevalezca. El libro del Génesis dice una bella frase que nos hace comprender esto: dice que el mal “el pecado acecha a la puerta” ¡Ay de nosotros si lo dejamos entrar!; sería él entonces quien nos hiciese cerrar nuestra puerta a los demás.
Estamos en cambio llamados a abrir enteramente la puerta de nuestro corazón a la Palabra de Dios, para volvernos sus hijos.
Víctor Martínez te invita hoy a dar ese gran paso.
Hasta la próxima.