El Parque Enriquillo, un desastre, una vergüenza

Augusto Álvarez

Si en algún momento una familia decente ha pensado ir a descansar un rato al parque Enriquillo, espere. No lo haga.

Suponemos que los distintos aspirantes a la Alcaldía del Distrito Nacional, están al corriente, de que más que un centro de diversión, para todos, el Enriquillo es un mercado en donde la inmoralidad y el vicio tienen el control.

Y extrañamente, frente al mercado sexual y otros vicios, está un cuartel de la Policía Nacional, cuyas funciones la gente decente ignora.

Dentro del mismo parque, estantes de libros que no encontrará en otros lugares, obras que recuerdan la época en donde la cultura encontró un espacio.

Algunas de las figuras que buscan atraer votantes, entre dientes, se refieren a la recuperación del espacio público ¿con qué fuerza? Por ahí anda una demanda contra el cuerpo de orden, por no cumplir la decisión de un tribunal.

Todas las aceras de las vías de acceso al Parque Enriquillo, tienen dueños. ¿Existe en carpeta algún plan de movilizar a sus ocupantes?

Incluso, la readecuación de la misma Duarte, debería ser un colectivo a emprender de inmediato por las autoridades.

Y mientras llega la hora de la decisión, el parque Enriquillo y sus entornos, en la avenida Duarte, constituyen una vergüenza en la Ciudad Primada.