Abinader ¿por qué ganó?

Por Augusto Álvarez
En primer lugar, el triunfo arrollador del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su candidato, el licenciado Luis Abinader, hay que verlo como la victoria del bien sobre el mal.
Este domingo, 5 de julio, la población regresó al 1978, cuando quería salir, por cualquier vía, de un gobierno represivo, el de Joaquín Balaguer.
El triunfo, esta vez, fue de la honestidad contra la asqueante corrupción, contra la delincuencia y la arrogancia, contra las perversidades en el Ministerio Público, contra la fábrica de botellas, en los consulados y embajadas, en el exterior.
El pueblo votó contra la maquinaria y los equipos que operan en algunas instituciones policiales para ejecutar sentencias de muertes, decididas al margen de la autoridad judicial.
Los electores aplastaron la arrogancia de quienes llegaron descalzos al Estado y ahora poseen fabulosas fortunas.
Por eso se impuso en las urnas, la frescura de un candidato que ni ha matado ni robado.
Todos, en el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) son sujetos de investigación de la Dirección de Impuestos Internos, pues ¿podrán explicar el origen de los millones adquiridos?
El fantasma de Odebrecht y Punta Catalina envuelve a las administraciones del PLD, y quizás más, de ahí que quienes estén con las cuentas bancarias con dineros de esos litorales de la corrupción, lo recomendable es ponerse a disposición de la nueva justicia.
La atinada candidatura del ingeniero Eduardo Estrella, en Santiago, además de constituirse en un golpe demoledor para los corruptos, es otra estaca en la construcción de la victoria Abinader-PRM.
Se fue en las urnas la sombra del senador Winston Guerrero, en Peravia; de Rafael Calderón, en Azua, y en San Cristóbal, a Tonmy Galán, implicado, además, en el caso Odebrecht.
Esto quiere decir, que los electores hablaron claro: ¡E’ pa’ fuera que van!
La súper victoria del licenciado Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM), sepulta al PLD, en el mismo panteón del PRD, ambos inficionados por la corrupción.
Aunque es temprano, ¿habrá borrón y cuenta nueva? ¿Vencerá la impunidad a la justicia? La transición amerita ser vigilada, pues en unos días podría iniciarse un festival de arrasar con todo.
En la jornada electoral, la oposición se armó de valor y convenció a los electores, para que no se dejara meter miedo con la pandemia de coronavirus, la cual estaba siendo utilizada como aliada del oficialismo, y así lo hizo el pueblo que acudió a las urnas y venció a la arrogancia y la corrupción.