REFLEXIONES: Santo Niño de Atocha.
Hola, amigos, ¿qué tal? Santo Niño de Atocha era el nombre de mi colegio en el sector de San Carlos, lo dirigían dos grandes mujeres, doña Lesbia y doña Victoria, recuerdo que me pasaron a mitad de año escolar de 1ro. a 2do. de básica dizque porque yo sabía mucho y era muy inteligente, esto hizo que me graduara de bachiller a los 15 años.
Mi graduación de Ya sé leer, mi Primera Comunión y mi comportamiento de niño bueno que apenas hablaba, son parte de los recuerdos que conservo en mi mente.
Jamás puedo olvidar aquella maestra que antes de irse a la casa castigaba a los alumnos con fuertes reglazos en la mano, tenías que poner tu mano y según las cruces que te habían puesto era la cantidad de reglazos, yo le tenía terror y una de las razones por las que nunca hablaba, ni me movía, era para que no me pegaran brutalmente con aquella regla de madera. Eran otros tiempos.
A pesar de esto, ahí conocí la fe, conocí el amor de Dios a través de aquellas consagradas mujeres que forjaron en mí los primeros peldaños de mi escala de valores.
Víctor Martínez recuerda la historia del Santo Niño en la ciudad de Atocha, vestido de peregrino, con sombrero, alimentaba a los presos, hasta que los guardias descubrieron con asombro que la comida y el agua no se agotaban, era ni más ni menos que el Niño Jesús.
Fue mi primera devoción para fomentar la caridad y el amor al prójimo.
Hasta la próxima
