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Se extinguen los gases de la corrupción

Por Augusto Álvarez

El director de Contrataciones Públicas ha denunciado cuatro nuevos casos con perfiles de corrupción.

Bien por Carlos Pimentel, que no ignora los escándalos estancados en la garganta de la ley, como de seguro sabe que entre bomberos no se pisan la manguera.

Parecería que cuando los más grandes casos de figuras súper comprometidas con la corrupción llegan a los tribunales, de algún litoral alguien ordena ¡Paren eso!

El doctor Guido Gómez Mazara ha sacado del zafacón, parte de las basuras, cuyo hedor a corrupción podría infectar mas cuerpo del Estado.

También algunos comunicadores han hecho énfasis en los casos de corrupción más airado, pero tal y como aconteció con los gases del vertedero de Duquesa, se extinguen en el tiempo, muchas veces extraviados en archivos oficiales y las páginas de los periódicos.

Los que aspiran a que la justicia resplandezca, a la transparencia, no deben confundir el deseo de castigo a los corruptos con un globo de ensayo guiado por la percepción.

La gramática no fue hecha por un residente de Guachupita ni de Los Alcarrizos, quienes delinquen en esas barriadas, no son corruptos, para las autoridades, son ladrones.

Quienes se hacen millonarios, al servir al Estado, son corruptos, no ladrones. No importa los millones que tengan, a pesar de haber estado de vacaciones en ¡prisión!, carecen de fichas o récord delincuencial. Lo que se piense de ellos es percepción ¿ya cayó el primero, dónde?

A poco más de un mes de gestión del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), ¿dónde están los corruptos para los cuales no habría ni borrón y cuentas nuevas?

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