Autoretrato de un senador

Entonces, uno que escuchó la pregunta del cliente en la entidad bancaria tuvo que recordar al preguntón que 500 pesos y un pica-pollo, en medio de una hambruna colectiva, podrÃa ser la explicación.
Aunque quizás formado en la escuela del trujillato y con una especialidad en los más sangrientos años de terror en que gobernó Balaguer, supimos de él.
Refiriéndose al lenguaje empleado por el senador de la turÃstica provincia de Samaná, un cliente presente en el banco donde el legislador vomitó veneno, se preguntó ¿quién eligió a ese?
Utilizando un lenguaje racista y soez, el senador por Samaná sacó de la fila a un hijo de machepa para ponerse él, un fiscal sin brillo que ahora cree representar a la hermosa y turÃstica provincia, real, pues algunas están hechas al vapor.
El flaco espectáculo que dio dentro de la entidad bancaria el dirigente ¡PLD-PRSC! demuestra que él sigue siendo un clásico producto del sistema, pese a simularlo en tiempo de campaña.
Que la gerencia dónde las groserÃas del senador llegaron a los oÃdos receptivos, el temor al poder del personaje, impidió se actuará, se comentó.
Nada malo tiene gritarle negro a un negro, es tan «normal» como el tiempo en que en los hogares «decentes», escuchar bachatas constituÃa una ofensa mayúscula.
Una pregunta final, ¿cuántos pica-pollo y 500 pesos repartirá el senador para seguir montado en el palo?
DifÃcilmente, si los partidos que dicen ser de oposición hacen su trabajo, el vuelve y vuelve de ese legislador llegué a su final.