Reflexiones: Amanecer en Jarabacoa
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Dios tiene siempre sus planes para con nosotros, hay que estar receptivos y alertas a sus detalles de amor.
Vivimos inmersos en un mundo lleno de tempestades, con presiones que nos disparan el famoso estrés y que nos obligan a luchar de manera incansable por la subsistencia, alejándonos en ocasiones de la espiritualidad, a veces Víctor Martínez también se deja envolver de este mundo en que vivimos. Pero siempre me sucede algo que me arrastra de nuevo al mundo espiritual sin permitirme elección.
Desperté un día en un campo de Jarabacoa, amigos muy queridos, enviados por el Señor, me ubicaron allí sin darme cuenta, fueron solo unas horas, necesarias para contemplar un bello amanecer, escuchar el cantar de las aves, el quiquiriki que caracteriza este lugar, veía los hermosos colores de las mariposas, el rocío que acariciaba la grama, avivando su verdor, todo fue como un plan de Dios, para sacarme de la rutina.
El silencio me obligaba a interiorizar, movía las fibras de mi alma, estremecía los rincones más profundos de mi conciencia y mientras la naturaleza me envolvía, descubría que me encontraba en el más inmenso de los templos de adoración, al aire libre y en contacto directo con el Creador. Una hermosa melodía a piano, de manos de un elegido del Padre, rompieron mi silencio recordándome que la soledad era solo pasajera.
Durante mi estadía las prédicas de mis amigos con sus detalles de amor, para mí y mi familia, culminaron mi retiro espiritual.
Gracias Señor por tu bondad.
Hasta la próxima.
