El arte de mentirle a la pobreza

Por Augusto Álvarez
Los electores deben aprender a diferencial al cojo sentado y al tuerto durmiendo, pues así evitarán ser narigoneados por los políticos.
Por ejemplo, si las encuestas (fotografía del momento) atribuyen a tal o cual candidato el dos o tres por ciento de aceptación del electorado ¿por qué sigue vendiendo mentiras e ilusiones?
Las razones de mentir a los electores y a los partidos mayoritarios, a los primeros para hacerle creer que huelen al poder, y a los otros para que les acepten como bisagra.
Ahora la pintura se ha puesto dura para organizaciones pequeñas, pues ¿cómo competir con un candidato que en 28 días habría invertido 1, 600 millones en publicidad?
Tras la victoria de tal o cual candidato, resultara difícil a un munícipe, a un elector, estrechar la mano de ese político, y si volviese a verle, con un salario de hambre o un par de pica-pollo… hasta luego compañero.
Así como durante las preprimarias algunos dirigentes se refirieron a competencia desigual, desde ahora se visualiza la cercanía de una guerra de millones.
La más ligera aproximación a los candidatos del partido oficial, tendrá que darse empeñando hasta las prótesis dentales, pues la batalla será difícil.