¿Cómo ahorrar para luego…?

Recientemente asistimos a «la casa de Dios,» en  interés de escuchar una opinión no contaminada a la hora de ahorrar.

Nuestro vecino, gran conocedor de mis años de duro batallar, fue el guía desde que pisamos la casa de oración.

Sabedor de nuestro interés por el ahorro, nos preguntó, vecino ¿no tienes un amigo que le ponga como primer regidor?

Le aseguro que en su primer año, usted podrá adquirir el hogar de su sueño, ¡sabiendo ahorrar!

Al decirse eso, se me prendió el bombillito y recordé aquéllos años en que jugaba con él, y si ahora es el primero, entonces me podría ayudar.

Bueno, vecino, después de saber lo que ha dicho, mi consejo es conseguir una contrata, en Obras Públicas, y salga de la pobreza y olvídese de ahorrar, pues aquí cuando se tiene a alguien así, todo está resuelto.

Sin embargo, ahora el problema está en verlo y ¿cree se acordará de mi?

Él es un hombre de la iglesia y los empresarios, ahí podría verlo, aunque sea a distancia.

Hágale una especie de emboscada discrecional hasta que él se fije en usted, vecino, y ordene le dejen pasar, entonces «pare de sufrir».