REFLEXIONES: Yo confieso…

AYÚDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Antes de iniciar la Santa Misa asumimos un gesto supuesto de humildad y reconocimiento frente a Dios y a los hermanos de que somos pecadores y queremos el perdón.
“Yo confieso, ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamientos, palabras, obras y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a santa María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios Nuestro Señor.” Amén.
Preciosa oración que sirve de muy poco si la repetimos como un papagayo, y no tenemos la verdadera intención no solo de arrepentimiento, sino también de rectificar y no volver a pecar.
Con fe y seguridad de que tendremos la intercesión requerida y el perdón de Dios, nos debemos disponer a participar de la celebración con dignidad y amor.
Víctor Martínez piensa que todos somos pecadores, muy pecadores y que de una u otra forma debemos no solo reconocerlo, sino también proponernos cambiar, convertirnos.
Dejémonos de estar emitiendo juicios sobre el comportamiento de los demás, especulando, calumniando, criticando y fijémonos en la viga que tenemos en nuestro ojo, en vez de ver la pajita del ojo ajeno, como nos dice la Palabra de Dios.
Hasta la próxima.