El viaje del COVID-19 a RD

Por Augusto Álvarez
Si el sapo salta y se ensarta, la culpa no es de la estaca, podría ser el prólogo a las declaraciones del esposo de la señora de Villa Riva, atrapada en las garras del COVID-19.
Se trata del italiano Giorgiu Dorangricchia, quien descarga a su compañera sentimental de ser responsable de propagar la pandemia en su entorno y en la provincia de San Francisco de Macorís.
Explica que su esposa Osaida Herrera llegó en un vuelo con pasajeros, fue al médico, y éste le envió con un documento a su hogar. De ahí, dijo, no saber por qué el ministro de Salud Pública, doctor Rafael Sánchez Cárdenas, ahora la está culpando de propagar la pandemia.
A juzgar por la realidad en la ciudad nordestana, la señora Osaida Herrera llegó desde Italia portando, no sólo euros, sino además una carga de virus que quizás ignoraba.
Agrega Dorangricchia, que el médico del primer nivel la despachó, diciéndole a su esposa que podía hacer la cuarentena en la casa, a donde ella se fue.
Inocente o culpable, existe una realidad: San Francisco de Macorís es una ciudad con 58 personas infectada, de ellas, 17 ya han dado positivo, según declaró el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Ariel Suero.
Añadió que dos clínicas privadas han sido usadas por las autoridades para hacer frente a la pandemia del coronavirus.
Tal ha sido el impacto del COVID-19, que para tratar de frenar su avance en la provincia, las Fuerzas Armadas se encuentran dispuestas a detenerla.