REFLEXIONES: Valores escondidos
Hola, amigos, ¿qué tal? Hay seres humanos que pasan en la vida desapercibidos, habiendo hecho grandes obras por los demás, es a quienes llamo valores escondidos.
Por ejemplo, en una Iglesia si bien es cierto que el sacerdote o pastor es la figura principal, no es menos cierto que existen otras funciones que la realizan laicos, que muchas veces con su silencio, ejemplo y servicio permanente, predican a Dios con más efectividad que nosotros los ministros.
No puedo dejar de referirme al sacristán de la Parroquia Divina Providencia, mi gran amigo y hermano Domingo, quien se pasó toda una vida pendiente de la limpieza, decoración, armonía, del templo, del recibimiento de todo el que se acercaba buscando en ocasiones consuelo.
Domingo era un hombre bueno, íntegro, trabajador, incondicional, fiel y leal, ejemplar, discreto, siempre callado, pacificador, todos lo queríamos, pero muchos lo ignoraban, pasaba desapercibido, pues era unos de los enviados del Señor cuando expresó: “La mies es mucha, y los obreros pocos”.
Descansa en paz hermano Domingo, que Dios te acoja y te premie por tus obras, te perdone tus pecados y te lleve a la vida eterna. Amén.
Víctor MartÍnez, piensa, que al igual que Domingo hay tantas personas valientes, que, sin brillar, ni alardear, ni presumir, viven en los diferentes escenarios de la sociedad, sirviendo con vocación y amor a cambio de nada, se entregan a la ayuda incondicional, al servicio como verdaderos apóstoles del Señor, son valores escondidos por quienes debemos hoy elevar nuestras oraciones.
Hasta la próxima.