REFLEXIONES: El poder de la oración
Hola, amigos, ¿qué tal? El Evangelio de san Mateo 18 de hoy nos instruye muy claramente en lo que debemos hacer cuando uno de nuestros hermanos peca.
En vez de criticarlo, desacreditarlo, murmurarlo, nos dice que debemos llamarlo a solas y reprenderlo, si no te hace caso, llama a otros dos y enfréntelo, tratando de aconsejarlo, si tu hermano no cambia y tampoco hace caso, entonces llámenlo en comunidad, si es que pertenece a alguna comunidad, podría ser reunión familiar, de Iglesia, amigos, y oren, además, por él.
Si aún así no hace caso, suéltenlo en banda y que haga lo que quiera y siga su camino equivocado, él trazará su propio destino y se abstendrá a las consecuencias.
Este mismo Evangelio nos invita a confesar nuestros pecados, cuando deja claro la institución de este sacramento en manos del sacerdote: “todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten, quedará desatado en el cielo”.
Pero Víctor Martínez piensa que la enseñanza más hermosa que nos trae la lectura de hoy es cuando nos dice que si dos o tres de nosotros nos ponemos de acuerdo para pedir algo al Padre, Él nos lo concederá, “porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
¿No es esta una enseñanza que nos debe llevar a una acción inteligente? Orar en familia, orar con tu pareja, orar con tu comunidad, nunca solo, dales fuerza a tus oraciones, a tus peticiones, como lo manda el Señor, dos o tres reunidos en su nombre.
Hasta la próxima.
