REFLEXIONES: Entre abrazos, caricias y sonrisas
Hola, amigos, ¿qué tal? Siempre se ha dicho, se ha investigado y se ha demostrado la importancia que tiene el afecto para crecer sanos física, emocional y psicológicamente; los abrazos, las caricias y sonrisas, permiten que el ser humano se alimente espiritualmente, se cargue de energías, se sienta psicológicamente aceptado, amado y hasta levante sus defensas para mayor y mejor salud física.
Nuestros niños más que nadie, nuestros adolescentes que tanto amor necesitan, los adultos, los amantes, los ancianos, los enfermos, el ser humano, en ninguna de sus etapas de la vida, está preparado para vivir sin amor.
Hoy las sonrisas no se ven, los abrazos no se dan, las caricias ni pensar, la famosa distancia social ha sido tomada tan paranoicamente por algunos, que bajar la mascarilla para saludar y sonreír es peligroso para muchos.
Hay abuelos que no han vuelto a abrazar a sus nietos, hay amantes que tras la excusa de la pandemia han justificado su lejanía, ojalá no hayamos retirado al Señor de nuestras vidas, por temor al contagio.
A veces pienso, ¿se habrá logrado el objetivo de separar las familias y romper los lazos afectivos con un plan específico?
Al menos con la etapa de la sociabilidad tronchada en nuestros niños, con el aislamiento de nuestros adolescentes, el bombardeo de las redes y el exceso del uso de la pantalla chica, la falta de calor humano en la familia, aún no nos imaginamos lo que nos espera en un futuro inmediato, los comportamientos, reacciones, sentimientos y valores de nuestros hijos, tendrán que ser nuevamente estudiados por los profesionales de la conducta.
Ojalá se haya entendido el mensaje que en los inicios de la pandemia estuvimos llevando a los hogares, a través de la campaña de oración en familia, sé que muchos oraban por miedo, y ya dejaron de orar, cuando deberíamos orar todos los días, para fortalecer los lazos de amor y unidad en la familia.
Hasta la próxima.
