Perú, con una silla presidencial ardiente


Por Augusto Álvarez
En Perú, la situación política está al rojo vivo, y de los presidentes que ha tenido, los hay prófugos, en prisión, y hasta uno, decidió suicidarse.
Apenas duró una semana como presidente Manuel Merino, quien sustituyó a Martín Vizcarra, y acaba de presentar renuncia, ya aceptada por el Congreso.
¿Dónde están el indio Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, sin olvidar al japonés Alberto Fujimori (obviemos a Alan García, ya difunto), que por acciones corruptas, han estado en el ojo de la ley?
Naturalmente, Perú es una de esas naciones, en donde un presidente, de tener las uñas largas, podría ir de las majestuosas alfombras de la casa de gobierno, a una oscura prisión.
Fue temiendo a esa realidad que se da en su nación, que el recién designado presidente Manuel Merino, optó por ser uno más y no el presidente, y abandonó la presidencia de su país.
¿Quién se anima ahora a ser uno más en la historia peruana y del mundo? La plaza está vacante, a la espera de un hombre honesto.



