REFLEXIONES: Llorando por sus bodas
Hola, amigos, ¿qué tal? Ellos dos han venido, ella llorando porque han tenido que suspender su boda que sería el próximo 2 de enero, él hasta medio contento porque se van a economizar un gran dinero, ella desconsolada insiste en que es esta una manera pésima de empezar el matrimonio, él no se explica por qué tanta negatividad y tragedia.
Ella histérica, él calmado, ella alega que a él no le importaba nada, él dice que la celebración no es lo más importante y que nunca estuvo de acuerdo con tanto derroche.
Entre llantos, discusiones, actitudes e incomprensiones trato de lidiar buscando soluciones, pero me temo que en verdad es una manera pésima de empezar.
¿Qué es lo más importante en una boda por la Iglesia? La presencia y la bendición de Dios, ¿qué es lo que más les importa a ustedes, el figureo, la sociedad, el derroche de dinero para el qué dirán? ¿A quién hay que hacer feliz? A Dios por entregarle su relación y a ustedes dos que se unirán en el amor.
Entonces, esta lección de humildad por la que estamos pasando todos en el mundo, descubriendo que lo más importante es lo espiritual y no la vanidad, el derroche, la sociedad, ustedes tienen que asumirla con amor, con alegría y darle prioridad al Padre que de seguro los unirá para toda la vida.
Les sugiero hacer una boda humilde, con sus familiares, en total recogimiento para que brille quien tenía que brillar desde un principio, el Señor Jesús, esto suponiendo que ustedes son verdaderos cristianos.
Papá y mamá que son los más frustrados que se lleven también su lección de humildad, no es tiempo de satisfacer el ego por competencia social, el mundo ha cambiado, ya todo no es igual, ni volverá a serlo.
Es este el panorama más común en estos tiempos, sin embargo, conocí a otra novia cuya humildad la llevó a expresar: “no importa se hace cuando se pueda, a fin de año, lo importante es el amor y estamos juntos”.
Mis queridos muchachos, entiéndanlo, primero lo primero, y Dios debe ser lo primero en nuestras vidas, Víctor Martinez les sugiere santificar y bendecir su relación. Recuerden que, en todo, solo Dios basta.
Hasta la próxima.
