Migración haitiana viola protocolo de sanidad

Por Augusto Álvarez
Todo ciudadano extranjero que esté en nuestro país, tiene la obligatoriedad de respetar la hospitalidad, al margen de statu legal, así como de su creencia.
En un país de leyes, nadie violenta ni irrespeta lo que debe constituir una obligatoriedad para todos los ciudadanos, y mucho menos, si perjudica la salud de los demás.
Los haitianos que residen en territorio dominicano, deben respetar el protocolo sanitario, usar mascarilla y observar el distanciamiento físico, tal y como hicieron en Miami, donde después de cubanos y nicaragüenses, ellos ocupan el tercer lugar de extranjeros.
Por una creencia sin asidero, no se puede exponer a la población más allá de su capacidad de resistencia, y si los haitianos que residen en otras naciones cumplen el protocolo de salud y se preocupan por vacunarse, ¿que impide a esos extranjeros, que residen aquí, cumplir la disposición?
Sin atropello se detiene a cualquiera que no porte la tarjeta, se inyecta y se despacha, así se procede sin violentar ningún derecho.
Además, ningún extranjero que respete nuestras leyes, se entiende, debe sentir temor, aunque el lenguaje del antihaitianismo sólo reduce el volumen en momento de usar, sin escrúpulo, al tiempo de utilizar su mano de obras.
No obstante, el Estado posee el instrumental jurídico para que todo el que reside en el país, reciba, quiera o no, la vacuna salvadora.
Todo esto, tras recibir múltiples quejas de que en los barrios, los ciudadanos haitianos andan sin mascarillas, viola el distanciamiento físico y, con ello, ponen en riesgo su salud y la salud de sus vecinos, que son dominicanos.
Pero esto no sólo ocurre en los barrios, sino en las calles y avenidas, ante la mirada indiferente de las autoridades.